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Actualizado: 13 de junio de 2025
Te espero aquí en el salón. Bien; allá voy. Desde entonces hasta que terminó de arreglarse, Clementina guardó silencio obstinado, expresando en el rostro una preocupación sombría que no pasó inadvertida para su doncella. En sus dedos, al dar los últimos toques a los pliegues de la falda, había un ligero temblor, como el de las niñas que por primera vez se visten para ir a un baile.
Y fue un milagro de Dios que no nos oyera lo más de ello, porque con el obstinado empeño que yo tenía en que había de haber algo entre Lita y el médico, estuve verdaderamente pesado y machacón en ciertos pasajes del diálogo; particularmente durante las escapadas de Mari Pepa a la alcoba, porque había tosido mi tío o se creía que había llamado... o para ver si necesitaba alguna cosa, sin que tosiera ni llamara.
Todo fue inútil. La joven opuso razones a razones y un silencio firme y obstinado a las súplicas salpicadas de ternezas de su amante.
Una hora después de esta conversación, la tía María caminaba de vuelta al convento, sin haber logrado que el huraño y obstinado catalán accediese a trasladarse a él. Cabalgaba la buena anciana en la insigne Golondrina, decana apacible del gremio borrical de la comarca.
Por consejo de Pedro se disfrazan los amantes de pastores y se presentan ante el alcalde; acusan al obstinado viejo, que se opone á su casamiento, y se dan traza de que él mismo se condene y apruebe el matrimonio. Las escenas siguientes describen las procesiones y danzas, con que se celebra la fiesta de San Juan.
Detrás de una puerta, del lado izquierdo del pasillo, el enfermo seguía golpeando de un modo regular y monótono; pero aquel ruido no turbaba el silencio, porque se confundía con él. La noche avanzaba, y el enfermo seguía llamando. En el restorán Babilonia se habían apagado ya todas las luces, y él seguía llamando, locamente obstinado, infatigable, casi inmortal.
El mismo silencio obstinado por parte de Fernanda. Las atenciones de Granate no le arrancan ni una sonrisa ni una palabra de gracias; sus ademanes grotescos y los desatinos que de vez en cuando deja escapar tampoco hacen surgir en el semblante marmóreo de la joven un gesto de fatiga o disgusto. A ratos dormita, a ratos contempla con ojos atónitos el paisaje.
Yo que vi que duraba mucho este negocio y más la fortuna en perseguirme, no de escarmentado, que no soy tan cuerdo, sino de cansado, como obstinado pecador, determiné, consultándolo primero con la Grajal, de pasarme a Indias con ella y ver si mudando mundo y tierra mejoraría mi suerte.
Pero ¿de qué había nacido el obstinado empeño que yo tuve desde que llegué a Tablanca y conocí a la nieta de don Pedro Nolasco, en averiguar «lo que había» entre ella y Neluco, dando por supuesto que «había algo...» y que tijeretas han de ser? Al fin y al cabo, ¿qué me importaba a mí que lo hubiera o no lo hubiera?
Pero el es joven y es natural que sus pensamientos sean distintos a los míos. El proyectado casamiento de mi Cesarina, resulta decididamente irrealizable, me he visto obligada a decírselo así a este pobre joven. La familia se ha obstinado en la negativa más absoluta; estoy desesperada y he llorado mucho; el pobre joven parece resuelto a esperar aún contra toda esperanza.
Palabra del Dia
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