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Actualizado: 17 de julio de 2025


El año de 1558, por alianza del gran Turco con el Rey de Francia é instancias de éste, entró en el Mediterráneo armada de cien galeras al mando de Piali-Bajá, con propósito de ganar el Condado de Niza. Las costas de Calabria y Nápoles sufrieron mucho de esta escuadra, que se llegó también á las islas Baleares, expugnando á Ciudadela en Menorca.

Pasando por el paseo de los Ingleses, don Diego había hecho el elogio de una linda villa pintada de color de rosa y rodeada de un jardín de naranjos. Pero Germana se aburría de ver desfilar todo el día una interminable procesión de tísicos. Los condenados que se destierran a Niza tienen miedo los unos de los otros y cada uno de ellos lee su destino en la palidez del vecino.

El príncipe sonrió acordándose de lo que le había contado Toledo días antes: la desesperación de una señora cuarentona que venía de Niza con sus dos hijas todas las tardes y había acabado por perder cincuenta mil francos. ¡Ojalá me hubiese echado un amante! gemía la matrona con ojos lacrimosos . Mejor hubiera sido entregarme al amor. Entró Miguel en otros salones sin claraboya.

Una gran señora podía adoptar medios de existencia que años antes hubieran provocado escándalo. Ella conocía en Niza muchas damas rusas que daban grandes fiestas en sus salones antes de la guerra, y ahora, caídas en la pobreza, se ingeniaban para ganarse el pan á su modo. Una iba á abrir una tienda de sombreros, contando con sus antiguas amistades para formarse una clientela.

»Al pronto yo temí que esta noticia envolviese nuevos peligros para Magdalena; pero, indudablemente, a la pobre ya no le quedan fuerzas para experimentar sensaciones muy vivas, porque al saber que nos reuniríamos en Niza, donde ella me aguardaría, casi manifestó prisa por partir, cosa que me causó gran extrañeza, acrecentada por la circunstancia de haberle dicho su padre que usted no podría acompañarla.

Al expirar ese plazo emprendes el viaje de vuelta, y a fines de julio llegas a Niza, en donde estaremos aguardándote desde el 15 o el 20. Sólo se trata de seis semanas de ausencia, pasadas las cuales nos reuniremos bajo aquel hermoso cielo para no volver a separarnos ya más. Niza constituirá nuestra tierra de promisión, nuestro paraíso recobrado.

Hablábanle éstos de cierto individuo de existencia cosmopolita, un monsieur Jules, joven, hermoso y elegante, de problemática vida; un aventurero que invernaba en la Costa Azul, sirviendo de croupier en los casinos de Niza, Menton y Monte Carlo, y en verano pasaba á las estaciones elegantes de los Pirineos. Judith parecía conocerle mucho tiempo.

Los dos permanecieron un rato silenciosos, hasta que por fin rompió ella a hablar diciendo: ¡Qué noche más hermosa! ¿Te parece a ti que en Niza, cuyo clima tanto pondera todo el mundo, puede haberlas como ésta? Podría creerse que antes de separarnos Dios ha querido ofrecernos esta compensación para que en nuestro pecho guardemos un recuerdo tan sublime.

¡Mañana!... Podía venir mañana á las tres de la tarde.... A las tres, no; mejor á las cuatro. Valeria habría salido á esta hora seguramente. Ella enviaría á su doncella á Niza para unas compras; el jardinero y su mujer estarían ocupados fuera de la casa. Pero ¡por Dios! prudente.... Si puedes evitar que te vean los vecinos, mucho mejor.

Según Castro, había pasado de moda esto de matarse en Monte-Carlo; resultaba una falta imperdonable de buen gusto; lo discreto era irse lejos y desaparecer sin ruido. Además, la policía de la casa tenía buen ojo para conocer á los desesperados, y les facilitaba un billete de ferrocarril, aconsejándoles que se matasen buenamente en Marsella, ó cuando menos en Niza ó Mentón.

Palabra del Dia

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