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Actualizado: 24 de junio de 2025


Y su hilaridad ganó a los demás, dispuestos de antemano a alegrarse con todo lo que alterase la vida uniforme de a bordo. En fuerza de pasar entre las mesas y mirar con su aparato óptico, dio con la que ocupaba el comandante del buque, y apoyándose en el tridente, empezó un discurso en alemán, con voz ruda y autoritaria: Yo soy Tritón, y me envía mi señor Neptuno...

Va con ellos el duque mozo de Villahermosa, don Fernando, en quien lo entendido y lo bizarro corren parejas, y don Fernando de Borja, comendador mayor de Montesa, de la cámara de su Majestad, con veinte y dos cursos de virrey, que se puede graduar de Catón Uticense y Censorino. Allí viene el Marqués de Santa Cruz, Neptuno español y mayordomo mayor de la Reina nuestra señora.

Fingía afeitarle con el horripilante navajón; intentaba introducir entre sus labios las enormes tenazas para extraerle una muela, y mientras tanto, el escribano pronunciaba la fórmula del bautizo: «Por la gracia de nuestro dios Neptuno te llamarás en adelante...». Y le daba un nombre: tiburón, cangrejo, bacalao, ballena, según el aspecto caricaturesco de su persona, apodos que encontraban eco en la fácil hilaridad del público.

Neptuno, porque a nadie sino a este había pedido él cita alguna; mas extrañábale, por lo mismo, la singular manera de su redacción y el empeño manifiesto que en ella se notaba de encubrir todo lo que pudiera denunciar su carácter masónico y hacerla tan sólo como una cita galante y misteriosa, según la había juzgado ya, engañándose por completo, la misma Currita.

Ahora mismo me apercibía yo a describir la Rúa Ruera, de la muy ilustre y veterana ciudad de Pilares, en donde vivía Belarmino Pinto, llamado también monxú Codorniú, zapatero y filósofo bilateral, cuando, al pronto, en el umbral u orilla de mi conciencia, se yergue el espectro de don Amaranto de Fraile, enarbolando un tenedor de peltre, que a se me ha figurado tridente de Caronte, ese Neptuno del mar de la eternidad.

Neptuno y varias tarjetas en que constaba el nombre del marqués de Sabadell.

De éstos, salieron el 23, para represar las naves que estaban a la vista, el Montañés, el San Justo, el San Francisco y el Rayo; pero los dos últimos se perdieron en la costa, lo mismo que el Monarca, de 74, mandado por Argumosa, y el Neptuno, de 80, cuyo heroico comandante, D. Cayetano Valdés, ya célebre por la jornada del 14, estuvo a punto de perecer.

El astrónomo carnavalesco y su ayudante tomaron la altura con ridículos instrumentos de náutica, y al hacer la declaración de que estaban exactamente en la línea, Neptuno, con un golpe de tridente, dio principio a la ceremonia. El escribano leía en un libro sostenido por su amanuense.

No parece que se explica mal Neptuno dijo Maltrana en voz baja . Ahora está hablando de su emperador. Ha dicho kaiser dos veces; eso lo entiendo... ¡Raza notable! Creo que a los capitanes alemanes les dan lecciones de oratoria en Hamburgo y además les enseñan a bailar. Sin tales requisitos, la Compañía no entrega un buque a uno de estos padres de familia... Lo mismo son los músicos de a bordo.

No se dirá que un noble se desarma voluntariamente porque le amenazan Eolo y Neptuno. Lo que haré será convocar sobre cubierta á la Guardia Blanca y aguardar con ella la buena ó mala suerte que el cielo nos depare. Pero ¿qué es aquello, maese Golvín? Por escasa que sea mi vista me parece no ser ésta la primera vez que contemplo aquellos dos promontorios, allá á la izquierda.

Palabra del Dia

lanterna

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