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Basta que doña Cristina afirme que todo es mentira para que él lo crea: basta que el Padre Paulí le diga que Urquiola será un grande hombre para que él escuche impasible sus necedades y bravatas de cabecilla. ¡Ay, Luis! ¡Qué dominación tan rápida y absoluta la de esa gente!...

Levantose Artegui del sillón y acercose al fuego. Su gallarda estatura crecía al reflejo de la lumbre, y a Lucía, sentada en el suelo, pareciole más alto que de ordinario. Importa dijo él inclinándose que le pida a usted perdón. Yo no acostumbro decir ciertas cosas al primero que llega; pero a personas como usted todavía menos. He soltado mil necedades, que con razón asustaron a usted.

-Tienes razón, amigo -dijo el primo. Y dijo don Quijote: -Esa pregunta y respuesta no es tuya, Sancho: a alguno las has oído decir. -Calle, señor -replicó Sancho-, que a buena fe que si me doy a preguntar y a responder, que no acabe de aquí a mañana. , que para preguntar necedades y responder disparates no he menester yo andar buscando ayuda de vecinos.

Maltrana lo miró con más atención que otras veces, como si se despidiese de él. Digamos adiós al noble amigo don Wolfgang, que ha visto con paciencia tantas necedades nuestras... Este fue un hombre feliz. No se vio obligado, como nosotros, a correr el mundo en busca de dinero. La fortuna fue pródiga para él, como una de esas viejas apasionadas que gustan de proteger a los buenos mozos.

Entre muchas necedades, has llamado por su nombre de pila al señor de Couprat, así que le viste; yo estaba cerca de ti, y he visto que al caballero, que en ese momento te daba el brazo, le pareció muy chocante. ¡Oh, eso ! ¡lo creo capaz de todo; parecía un ganso! Yo no soy un ganso, Reina, y te digo que es una inconveniencia. Pero, tío, es nuestro primo, lo vemos todos los días.

Todo cuanto venía escrito en su epístola no era más que un tejido de necedades y simplezas, fabricado adrede para disimular su perfidia.

Tampoco debemos olvidar, ya que tratamos de la épica, los poemas cómicos, que, como La mosquea, de Villaviciosa; La gatomaquia, de Burguillos; Las necedades de Roldán, de Quevedo, etc., ofrecen mucha gracia y elegancia, y rivalizan con lo mejor de esta especie que han producido otras naciones. En este período ejercieron escaso influjo en la española las literaturas extrañas.

Lejos de rebelarte contra su voluntad, debes darle las gracias porque se ha acordado de ti. ¡No diga usted necedades, hombre de Dios! exclamó la niña con voz colérica y arrojando sobre él una mirada de desprecio . ¿Me ha de querer Dios por llevarme a mi madre?... ¡Pues tiene gracia el cariño!... ¡Tiene gracia el cariño!... ¡Tiene gracia el cariño!...