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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Ahora, al amparo de esa sombra de Rey, bailan sobre nuestras costillas; pero los papeles se truecan, jí.... Figúrese usted que el bravo D. Carlos partió hacia Navarra para conferenciar con Santos Ladrón y otros valientes capitanes, la buena gente, la gente sana, la gente de Dios. Pues bien, hubo una algarada de voluntarios realistas en Viana, por impaciencias tontas y celo mal entendido.
Conozco los títulos de vuestro soberano y ciertamente no ignoro los míos. Decidme sin más preámbulos si se halla libre el paso por los desfiladeros, ó si vuestro señor opta por faltar á la palabra que me dió pocos meses há, en nuestra última entrevista. Mal podría el rey de Navarra faltar á su palabra, dijo el enviado español con irritado acento.
Pero al acudir a la entrevista, que era, por más señas, en el terreno neutral del café, Borrén conoció que Baltasar traía alguna extraordinaria nueva. Ya no hay necesidad de concertar planes declaró el teniente con forzada risa . ¿No se lo decía yo a usted? Me destinan allá... a Navarra. La cosa anda mal. ¡Bah!... cuatro bandidos que salen de aquí y de acullá; hombre, partidillas sueltas.
El rey y todos sus feudatarios aragoneses y sicilianos iban con armaduras de hierro, lo mismo que para un combate terrestre, y la pesada superioridad de sus armas les hacía ser vencidos por la ligereza y la táctica de las galeras genovesas. Alfonso V, su hermano el rey de Navarra y todo el cortejo de magnates quedaban prisioneros de la República.
Yo, confesar, me confesaría.... Pero luego... si el cura sabe que me meto en política.... ¡Bah! Bien basta en Semana Santa.... Tampoco yo, gracias a Dios, no soy ninguna perdida... ¡me parece! Bodas de los pajaritos Regresó Baltasar de Navarra y las Provincias firmemente resuelto a estrujar la vida, como si fuese un limón, para exprimirle bien el zumo.
A propósito, Capitan, dijo Ben Zayb volviéndose; ¿sabe usted en qué parte del lago fué muerto un tal Guevara, Navarra, ó Ibarra? Todos miraron al Capitan menos Simoun que volvió la cabeza á otra parte como para buscar algo en la orilla. ¡Ay sí! dijo doña Victorina, ¿dónde, Capitan? ¿habrá dejado huellas en el agua?
Es cierto que Fernando el Católico sacó de poder de moros el reino de Granada: que con su política hizo presa de Navarra: que en su tiempo fueron conquistadas las Islas Canarias, descubiertas en el reinado de Enrique III: que ayudó la empresa de Cristóbal Colon para el descubrimiento del Nuevo Mundo profetizado por Séneca en uno de los coros de su Medea : que incorporó la ciudad de Cádiz i el marquesado de Villena en su corona: que confiscó el condado de Pallas: que restituyó al condado de Barcelona el Rosellon i Cerdania, empeñado por don Juan II de Aragon al rei Luis XI de Francia: que conquistó á Mazalquivir, Oran i Bujía: que defendió de los franceses el reino de Nápoles; pero hai un error, i á mi parecer grande en todos nuestros historiadores al narrar las vidas de los reyes, i es que miden las buenas acciones de ellos i el provecho que con el buen gobierno dieron á sus vasallos por las batallas que vencieron, por las ciudades que ganaron, i por las glorias que en sus empresas militares consiguieron.
Adelantóse con mesurado paso y saludando profundamente, dijo: Mi poderoso é ilustre señor, Carlos, rey de Navarra, conde de Evreux y de Champaña y señor del Bearn, me ordena saludar fraternalmente á su muy amado primo Eduardo, príncipe de Gales, duque de Aquitania, lugarteniente.... ¡Basta ya, Don Martín! interrumpió impacientemente el príncipe.
La frecuencia con que el ejército liberal mudaba generales y los errores del Gobierno central, servían de sarmientos a la hoguera: apenas pasaba día sin que entrara de Francia algún jefe insurrecto; Navarra era un volcán; asaltábanse los trenes de viajeros, y un cura famoso inauguraba la larga serie de sus repugnantes maldades.
Al despertar, su decaimiento era tan grande como si acabara de ganar treinta batallas y de recorrer a caballo sin descanso toda Navarra. Ardiente fiebre le consumía, y la inercia de la mitad de su cuerpo era casi absoluta. Salvador tenía ya dispuesto todo lo necesario para llevárselo.
Palabra del Dia
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