United States or Martinique ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al pasar de la ciudad a los bosques, se vio odiada por las mujeres, que la tachaban de soberbia y presuntuosa; todo esto engendró la impopularidad de su marido entre los compañeros, y arrastrado en parte por sus instintos aventureros y en parte por las circunstancias, la llevó a otras tierras. Continuó la narración de la triste odisea.

En tal estado, sin aislarse lo dramático propiamente dicho de lo lírico y épico, existe el drama griego en tiempo de Thespis, reconocido generalmente como el inventor de la tragedia . Sólo cuando la narración se convirtió en diálogo y acción; sólo cuando los interlocutores comenzaron á representar diversos personajes, se desarrolló el drama clara y distintamente.

Comienza siempre con una situación que encadena el interés del público; le hace esperar algo, y le obliga á estar atento; después sigue la narración, que explica los hechos y circunstancias necesarias para la inteligencia del drama, y satisface de este modo la curiosidad de los espectadores, quienes poseen ya la clave para comprender lo que sigue.

El epílogo, además, da algunas noticias sobre los personajes secundarios que en la narración aparecen y cuyo destino puede acaso haber interesado a los lectores. Se reduce el epílogo a una colección de cartas, dirigidas por D. Pedro de Vargas a su hermano el señor deán, desde el día de la boda de su hijo hasta cuatro años después.

La pobrecita Condesa no le había dado ninguno durante ocho años de matrimonio. Aquella señora era una santa; muy sufrida, muy prudente y muy buena cristiana. Doña Luz empezó a dar visibles muestras de interesarse en la narración. Don Gregorio siguió diciendo: La Condesa aportó al matrimonio cuantiosos bienes.

Sea de ello lo que fuere, puesto que lo encontramos en el umbral de nuestra narración, por decirlo así, no podemos menos que arrancar una de sus flores y ofrecérsela al lector, esperando que simbolice alguna apacible lección de moral, ya se desprenda de estas páginas, ó ya sirva para mitigar el sombrío desenlace de una historia de fragilidad humana y de dolor.

Inmediatamente busca á Doña Leonor; la cuenta con indiferencia el triste suceso, como si no pudiera interesar en lo más mínimo á la desdichada, y, al terminar su narración, le hunde un puñal en el pecho. Después incendia su casa; y, cuando el cadáver de su esposa es devorado completamente por las llamas, refiere á sus amigos que no ha podido salvarla del incendio, á pesar de todos sus esfuerzos.

En el primer capítulo de esta parte de mi narracion he recordado al lector en breves palabras las diversas dominaciones á que estuvo sometido sucesivamente el país belga.

En la narración, por el contrario, del Sr. López Roberts se advierten el libre albedrío y la consiguiente responsabilidad de los personajes del espantoso drama, por cima de cuya catástrofe brillan la reconciliación suprema y el orden, la esperanza y el bien en el conjunto de los sucesos y de las cosas.

Rafael se detuvo en la narración de sus proezas hípicas, viendo la sombra de una persona en el cuadro de la puerta, sobre el fondo de luz violácea del crepúsculo. ¡Ah! ¿eres ? dijo riendo. Pasa, Alcaparrón, no tengas miedo. Entró un mozo de escasa estatura, avanzando cautelosamente, de medio lado, como si temiera rozar la pared.