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Actualizado: 26 de julio de 2025


Todos tenemos una querida ideal, cuya mascarilla en vano buscamos entre las mujeres de la tierra. ¡Un alma de mujer, como un cáliz de oro, donde verter el licor musical de nuestro corazón en esas horas tristes en que la emoción se desborda! La Musa de la Noche tiene para todos los magos prestigios de esa amante suprema.

El exquisito veneno de Oriente, le trastornó; dominado por una melancolía invencible, pasaba los días sentado, sumido en un largo ensueño sin impulsos, esperando las revelaciones de la Pereza, esa gran amiga de los artistas, que Gautier llamó «la décima musa»; comiendo un huevo crudo cada veinticuatro horas y fumándose algunos días ciento ochenta pipas. Esta situación duró varios meses.

Pero quien repare un poco en la vida de los hombres notables que honran á la humanidad, comprende desde luego que Shakespeare, con una vida más tranquila, con una instruccion más sólida, quizás hubiese escrito dramas ménos gigantescos; que Moratin, nacido en el siglo XVII, acaso no hubiera tenido un talento bastante enérgico para salir de la oscuridad; que Hartzenbusch, ménos sabio y despues de arrojar en Los Amantes de Teruel todo lo que un hombre solo puede inventar, acaso hubiese valido ménos, mientras la musa inquieta y viva de Narciso Serra probablemente se habria muerto de fastidio en la fria, aunque sana atmósfera de una biblioteca.

Y mientras en Europa tiene un festín la "Intrusa" y los vetustos pueblos son como inmensas piras, España, fabricante de las más fuertes liras, desda el castillo en donde la hostilidad rehusa, amante nos recuerda enviándonos su musa.

Manda después a paseo a los administrados, y la Musa de los comicios agrícolas vese obligada a cubrirse el rostro. Cúbrete el rostro, ¡oh, Musa de los comicios agrícolas! Cuando, transcurrida una hora, las gentes de la subprefactura, intranquilos por su señor, entran en el bosquecillo, contemplan horrorizados un espectáculo que les hace retroceder.

La historia de Forondo es una novela ejemplar para aviso de los jóvenes portaliras que sueñan en su rincón provinciano con esa musa trágica de Verlaine, de Manuel Paso y de Alejandro Sawa, estos grandes mártires de la religión de la literatura. Era el amante ideal de la Cari-Harta y demás princesas de la gallofa. Cuando no tuvo perros que vender se dedicó de lleno a la traducción.

Amaury la estaba contemplando y no acertaba a reconocerla. Era una hurí, una musa, un hada, que aparecía de pronto ante sus ojos. Consistía esto en que antaño, cuando Antoñita estaba cerca de Magdalena, la miraba raras veces y sin ninguna atención. Por su parte, Antoñita le encontraba muy cambiado, quizá mejorado.

El estrépito de las armas no pudo acallar su musa, puesto que la afición á la poesía, siempre viva en su pecho hasta en las cárceles de Argel , se despertó entonces más pujante. A pesar de su vida militar agitada, había escrito una novela pastoril, titulada la Galatea, en la cual revela poca originalidad, é imita, no del todo felizmente, las obras de Gil Polo y de Montemayor.

Las escenas, en que la fingida aldeana censura las costumbres de la corte, con sencillez aparente y en el lenguaje popular, que imita á la perfección, diciendo la verdad sin ambajes ni rodeos, son de las más bellas que ha sugerido hasta ahora la musa cómica. No hay necesidad de añadir que el Don Pedro verdadero es reconocido como tal, y que se casa con la hija de Don Gómez.

Pues supongamos que Amparo no se ha casado con Fidel....., sino con otro, á gusto exclusivo de los padres tiranos..... La musa romántica se apodera entonces por completo de la acción. Ya no se trata de Werther y Carlota: ya se trata de Francesca y de Paolo.

Palabra del Dia

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