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No estaba fija ni presentaba constantemente igual aspecto, sino que cambiaba de posición y de dimensiones, ora agrandándose desmesuradamente, ora achicándose hasta desaparecer casi. Alarmáronse los chinos, que desde cinco días antes estaban intranquilos, temiéndose un asalto.

Ya se remueve un poco; una ancha inspiración hincha su pecho; sus ojos se abren intranquilos. Y luego dice con voz larga y suave: ¡Ay, Antonio! ¡Ay, Antonio! Ha llegado la unción hace un momento y han ido poniendo sobre sus ojos, sobre sus oídos, sobre sus labios, sobre sus manos, sobre sus pies los santos óleos.

Manda después a paseo a los administrados, y la Musa de los comicios agrícolas vese obligada a cubrirse el rostro. Cúbrete el rostro, ¡oh, Musa de los comicios agrícolas! Cuando, transcurrida una hora, las gentes de la subprefactura, intranquilos por su señor, entran en el bosquecillo, contemplan horrorizados un espectáculo que les hace retroceder.

El sueño, en fin, no es reparacion de las fuerzas, sino una tregua incompleta de la irritabilidad, porque es con frecuencia interrumpida ó agitada por inquietudes, sueños penosos é intranquilos, siendo preciso hacerse violencia para salir de la cama y tardando mucho en poderlo efectuar.

Pensaban en el Capitán y en sus compañeros, a quienes suponían buscándolos en aquella inmensa selva. Daban vueltas intranquilos sobre sus lechos de hojas, aguzaban los oídos y contenían la respiración, creyendo siempre oir algún grito o alguna detonación.

En efecto, la noticia de haberse encontrado pasquines subversivos en las puertas de la Universidad, no solo quitó el apetito á muchos y trastornó la digestion á otros, sino que tambien puso intranquilos á los flemáticos chinos, que no se atrevieron á sentarse en sus tiendas con una pierna recogida como de costumbre, por temor de que les faltase tiempo de estenderla para echarse á correr.

Espero que esta lección les bastará por ahora. ¿Y después? ¿Crees que volverán? Sobre esto tengo mis dudas. Me inclino a creer que una de estas noches los tendremos encima, Cornelio. Conozco a los australianos y que son testarudos; pero nos encontrarán dispuestos a recibirlos, y no nos dejaremos sorprender. Volvamos, valiente muchacho. Van-Horn y Hans estarán intranquilos.