United States or Solomon Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tuve uno, señora... va para cuatro años... ¿Y en cuatro años no ha tenido usted más que uno? ¿Qué tiempo lleva usted de matrimonio? Perdone mi indiscreción. ¿Yo?... murmuró la otra vacilando . Cinco años. Yo me casé antes que usted... ¡Antes que yo! , señora... pues decía que tuve un niño y se me murió, señora, y si me viviera, le digo a usted que...

Dió un suspiro y murmuró: «Vamos». Y siguió adelante, rozando con su cintura el pretil del paredón. Al llegar a cierto paraje, una ola más fuerte que las demás le bañó enteramente con su espuma. Aquel inopinado baño le produjo grata impresión, le refrescó la piel. Estuvo esperando en el mismo sitio un rato, por ver si llegaba otra con igual fuerza, pero no vino. Y emprendió de nuevo la marcha.

En la algazara de las solicitudes de baile, de la remoción de sillas, de los primeros acordes del interminable vals, Huberto murmuró, al fin, algunas palabras de gratitud: Usted acaba de hacerme muy feliz, mucho más feliz de lo que podría imaginarse. ¡Gracias, María Teresa! Entonces ella balbuceó, ruborosa, oprimida la garganta: Su señora madre puede ir a ver a mi padre.

¡Valientes granujas! murmuró Martín, que escuchaba. Capistun y Bautista siguieron su enumeración.

Temo algún percance inmediato.... Voy a ver.... La señora se ha quedado tan abatida.... Entró Primitivo, y sin mostrar alteración ni susto dijo «que subiese don Máximo, que al capellán le había dado algo; que estaba como difunto». Vamos allá, hombre, vamos allá. Esto no estaba en el programa murmuró Juncal. ¡Qué trazas de mujercita tiene ese cura! ¡Qué poquito estuche!

Quiero más sentarme aquí que á la diestra de Dios Padre. Soledad se encogió de hombros con desdén y murmuró: ¡Tardaba ya mucho! Estaba inquieta desde que Antoñico se había acercado á María-Manuela. Sus ojos se clavaban coléricos en ellos y querían pulverizarlos. Las palabras temblorosas de Velázquez le parecían un ruido molesto, la ponían aún más nerviosa.

Señoras, ¿qué tiene eso de particular? Si Dios las ha hecho guapas, ¿qué vamos nosotros á hacer? Pero ¡ay! me faltan cinco. Por eso he venido aquí. Y se detuvo como cortado. ¡Ha venido usted aquí! exclamó Paz abriendo mucho los ojos. ¡Ha venido usted aquí! murmuró Salomé con súbito cambio de color. Las dos ruinas se miraron Aquella mirada fugaz fué terrible.

Aquí no podemos ir más que dos añadió . Esto no resiste más; uno que reme y otro que vaya achicando el agua y teniendo cuidado de que no se abra el boquete. ¿Quién de vosotros va a venir? Dilo contestó Zelayeta, no muy entusiasmado. Bueno; que venga Shanti. ¿Dónde está el achicador? Debe estar en el bote, si no se ha ido al agua le dije yo. Sin achicador no podemos hacer nada murmuró Recalde.

Pero en seguida me miró, inquieta. ¿Está enfermo? ¡Pst!... no precisamente... No estoy bien. ¡Ah! murmuró de nuevo. Y miró hacia afuera a través de los vidrios, abriendo bien los ojos, como cuando uno pierde el pensamiento. Por lo demás, llovía en la calle, y la antesala no estaba clara. Se volvió a . ¿Por qué se va? me preguntó.

Nada, que se han apoderado de ella como hicieron con la hija del banquero francés, con Teresita, con Sofía, con la viuda de Parque... ¡Todas ricas! murmuró don Gaspar.