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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Era el mismo, pero con el pecho más amplio, las muñecas más fuertes. Las facciones suaves y dulces de la madre se habían perdido bajo esta máscara varonil. Lacour reconoció con orgullo que ahora se parecía á él. Después de los abrazos de saludo, René atendió á don Marcelo con más asiduidad que á su padre. Creía percibir en su persona algo del perfume de Chichí.
No gastaba sombrero ni mantilla, pero el mantón alfombrado que cubría sus hombros era riquísimo; el vestido, de seda pura; en los dedos y en las muñecas sortijas y brazaletes de valor y en las orejas dos orlas de brillantes con zafiro en el medio; todo lo cual pregonaba que, si D.ª Rafaela no vestía de señora, no era seguramente por falta de dinero.
Lo peor del caso era que nunca le había pasado por las mientes casarse con Jacinta, a quien siempre miró más como hermana que como prima. Juan la hacía rabiar, descomponiéndole la casa de muñecas, ¡anda!, y Jacinta se vengaba arrojando en su barreño de agua los caballos de Juan para que se ahogaran... ¡anda!
Momaren se arañó las muñecas en la obscuridad, preguntándose qué poder infernal al servicio de los envidiosos de su gloria había conseguido realizar esta catástrofe.... A ninguno se le ocurrió que el Hombre-Montaña pudiera haber empleado como asiento el techo que tenían sobre sus cabezas.
A todo esto, yo no sabía cómo se llamaba, y a fin de averiguarlo escribí la pregunta en otra hoja de la cartera: ¿Cómo se llama V.? La chica contestó en la misma letra inglesa y crecida, con el papel rayado: Me llamo Teresa no crea ustez por Dios que juego con muñecas. Diez o doce días se transcurrieron de esta suerte.
Allí aparecían, colocados en buen orden, los reyes magos y algunos pastores y zagalas de un antiguo nacimiento, un ángel, dos muñecas vestidas con mucho aseo, y varias cajitas y otros juguetillos que daban testimonio de lo cuidadosa y guardadora que era su hermoso dueño.
Zea, ese talentazo, ese inventor de la pólvora y de los pasteles.... Pues nada: rogó a los militares que juraran defender la sucesión directa y el tronito de la titulada, Isabel II. Tenemos monarquía de muñecas.... Y ellos juraron, y tras de aquellos fueron otros y juraron también. ¡Patarata! exclamó Orejón todo eso es música, música.
Y desgraciadamente, antes que yo pudiera conocer sus designios la tomó por las muñecas y, con un movimiento rápido, la obligó a retroceder tan violentamente contra el bajo parapeto del puente, que durante un momento estuvieron unidos en un abrazo de muerte.
Este periódico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana, y con las madres de mañana; para contarles a las niñas cuentos lindos con que entretener a sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres.
Observándose, no obstante, en tan gallardo ejemplar femenino rasgos reveladores de su extracción: la frente era corta, un tanto arremangada la nariz, largos los colmillos, el cabello recio al tacto, la mirada directa, los tobillos y muñecas no muy delicados.
Palabra del Dia
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