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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Saludáronse ambos personajes con grandes cortesías, y Currita, con el airecillo de princesa de los Ursinos, propio de las mujeres cuando juegan en público a las muñecas con los hombres políticos, comenzó a caminar entre ellos hacia la puerta de la Saleta. Allí la esperaba Villamelón, nervioso, azorado, impaciente, mirando sin cesar hacia la entrada de la escalera...
En este pasaje hemos visto una curiosidad que no ha dejado de impresionarnos. Hay una porcion de muñecas grandes, con un excelente colorido, ojos perfectos, una cabellera naturalísima, y que tienen la facultad de articular varias palabras, merced á un cilindro interior.
No eran las muñecas sólo lo que le llevaban los niños, porque ese caballero de la lámina que mira a la diosa con cara de emperador, le trae su cochecito de madera, para que Diana se monte en el coche cuando salga a cazar, como dicen que salía todas las mañanas. Nunca hubo Diana ninguna, por supuesto.
A todo esto, yo no sabía cómo se llamaba, y a fin de averiguarlo escribí la pregunta en otra hoja de la cartera: ¿Cómo se llama V.? La chica contestó en la misma letra inglesa y crecida, con el papel rayado: Me llamo Teresa no crea ustez por Dios que juego con muñecas. Diez o doce días se transcurrieron de esta suerte.
El la toma por las dos muñecas, y sacudiéndola le dice con voz ahogada: ¿Pero sabes también que yo no soy más que un miserable, un ser vil y perdido, un borracho, que no sirve para nada? ¡Si me pudieses ver, te daría asco!... Las personas honradas se apartan de mí; me he convertido para ellas en un objeto de repulsión... ¿Y te figuras que yo podría amarte?
Todos los juegos no son tan viejos como las bolas, ni como las muñecas, ni como el cricket, ni como la pelota, ni como el columpio, ni como los saltos. La gallina ciega no es tan vieja, aunque hace como mil años que se juega en Francia.
Comida compuesta de tres sopas, de tres platos de carne, de tres legumbres y de tres postres, á franco y medio por persona. Muñecas que hablan. Aleluyas. Almuerzo. Estéban Lesperut. Comida. Soberbia de mi mujer. Café cantante titulado la Francia Musical. Teatro de la Gran Opera. Opera francesa. Zarzuela española. Harem europeo.
Delante estaba una señora tan alta como yo, seria, con el pelo casi blanco. Llevaba pendientes que relucían como si tuviesen fuego dentro y en las muñecas unos anillos grandes con piedras verdes que relucían también... Cuando mi madre me dijo: Demetria, esta señora es tu madre; yo no lo soy pensé que me venía el techo encima. Quedé sin gota de sangre.
«No seáis cruel, mi querido Príncipe dijo la señora sonriendo. Por lo demás, yo espero quitarle al buen Migajas esos humos que está echando.» Una carcajada general acogió estas palabras, y allí era de ver todas las muñecas, y los más celebres generales y emperadores del mundo, dándose simultáneamente cachiporrazos en la cabeza como las figuras de Guignol.
Bolos, bolillos, bizcochos, 1775 Turrón, castañas, muñecas, Bocados de mermelada, Letuarios y conservas; Mil figurillas de azúcar, Flores, rosarios, rosetas, 1780 Rosquillas y mazapanes, Aguardiente, y de canela; Calendarios, relaciones, Pronósticos, obras nuevas, Y á Don Alvaro de Luna, 1785 Mantenedor destas fiestas. Mas quedo; que están aquí.
Palabra del Dia
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