Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de noviembre de 2025
No peleaban por la salvación en la fuga. Peleaban sólo para vender caras sus vidas. Caras las vendían, en efecto, pero Morsamor notaba con angustia compasiva que sus fieles y devotos amigos iban cayendo también. De súbito el ronco clangor de retorcidas y bárbaras trompetas estremeció el ambiente. Mil y mil gritos salieron de las bocas de los indios, medrosos y aterrados.
Si ella abandona a Morsamor es porque conoce que, si bien Morsamor la quiere, Morsamor tiene vergüenza de llevarla en su compañía. Harto ha notado ella que cuando Morsamor no está bajo el hechizo de su mirada y recobra la calma y el juicio que le roba la embriaguez del deleite amoroso, ella, si no es objeto de repugnancia para Morsamor, es considerada por él como un estorbo y como un escándalo.
Morsamor se sentía también más a gusto que en tierra, lleno de esperanzas y forjando en su mente los más audaces y ambiciosos planes. En cuanto a Tiburcio eran de maravillar sus conocimientos náuticos, su alegre humor y su útil actividad a bordo. Por la traza seguía pareciendo mancebo de menos de veinte años, mas por las acciones podría suponérsele viejo y experimentado navegante.
Morsamor se dejó abrazar y abrazó también con efusión a Duarte de Mendaña, recordando el beneficio que le hizo, aunque aceptando que el bienhechor no había sido él, sino su abuelo. Así es mejor dijo Tiburcio riendo y por lo bajo . Así te triplicas y de ti mismo te forjas antepasados.
Cada día me convenzo más interrumpió Morsamor del fundamento y de la justicia, con que te llamo doncel sutil. Tales son en este momento tus sutilezas, que no las entiendo. Pues préstame atención y óyeme replicó Tiburcio y ya verás, cuán bien me entiendes y cuán claro me explico.
Ya hemos visto cómo el piloto intimó con Morsamor y formó parte de su corro, y cómo Fray Juan se holgaba de estar en él y hasta de reír y charlar con las dos aventureras, pues, aunque piadoso, era indulgente, muy conocedor de las flaquezas humanas y bastante ejercitado en la virtud de la eutropelia.
Dulce y modesta era donna Olimpia. Nadie con justicia hubiera podido censurarla de marisabidilla y bachillera; pero en su trato íntimo, y cuando Morsamor la estimulaba a hablar, mostraba su rara discreción y su mucha doctrina con sencillez y sin pedantería ni jactancia.
Sólo se habla de él cuando de ella se habla, llamándola, la mujer de Putifar, por donde él es sólo mencionado como marido. Escarmentemos pues en cabeza ajena y procuremos que nada semejante nos ocurra. Este y otros razonamientos por el mismo estilo tenía a Morsamor sobre ascuas.
Lejos de arredrarse con esto, el denuedo de Morsamor y de los suyos creció con la cólera y con el deseo de venganza. En una salida que el sultán hizo del alcázar con la gente que tenía cerca de sí, el sultán fue rechazado y tuvo que hacer cerrar rápidamente la puerta para que los enemigos no penetrasen en pos de él dentro del alcázar.
El piloto afirmaba que también había visto la nave, que en el tope de su palo mayor ondeaba la bandera de Castilla y que en su proa se figuraba haber leído este nombre simbólico: Victoria. Aquella noche caviló mucho Morsamor sobre la aparición, real o fantástica, de la nave Victoria, y habló del caso con Fréitas y Tiburcio.
Palabra del Dia
Otros Mirando