Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de junio de 2025


Lo único cierto era que había vivido en Túnez en un palacio a orillas del mar, con una mora de espléndida belleza, parienta de su amigo el Bey. Dos cartas atestiguaban en el archivo esta dulce e incomprensible esclavitud. Al morir la musulmana, don Príamo volvía a Malta, dando por terminada su carrera.

Su antigua y sólida fábrica ha adquirido con el tiempo, las aguas, y la viscosidad de los musgos que abrazan la bóveda que lo forma, un aspecto tan sencillo, al par que severo, que parece decir al viajero: «Deten tu marcha; deletrea en mis piedras con los ojos de la investigación; escucha el gemir de las puras ondas que en un beso eterno acarician mi vida; contempla el panorama que rodea mi cuna; oye los alegres cantos y los melancólicos susurros que adormecen en mi cárcel de granito á los genios de las sombras, en esas interminables noches en que el aguacero carcome mis entrañas y el cierzo conmueve mi ser; reúne todo esto en el laboratorio donde se purifican los pensamientos, donde se aquilatan las más sublimes concepciones, donde se anida el genio, donde mora el alma; y al leer mi nombre de El suspiro en los viejos sillares que me sostienen, evocarás la triste historia de la desgraciada Hasay.

Estas palabras, el grande afecto con que la mora las dijo, hicieron derramar más de una lágrima a algunos de los que la escucharon, especialmente a las mujeres, que de su naturaleza son tiernas y compasivas. Abrazóla Luscinda con mucho amor, diciéndole: -, : María, María. A lo cual respondió la mora: ¡, : María; Zoraida macange! -que quiere decir no.

10 Pero si el Cristo está en vosotros, el cuerpo a la verdad es muerto a causa del pecado; mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Jesús el Cristo de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

Os he escrito a vosotros, jóvenes, que sois fuertes, y que la palabra de Dios mora en vosotros, y que habéis vencido al maligno. 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo; si alguno ama al mundo, la caridad del Padre no está en él. 17 Y el mundo pasa, y su concupiscencia; mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.

Notable prueba de lo que digo pudieran dar bastantes varones ilustres, que ocuparon las sillas de esta Academia, cuyas obras, de gran importancia unas, y otras de sabrosísima lectura, andan perdidas en los periódicos, o existen manuscritas y expuestas a perecer, sin que nadie las imprima y publique en colección: así, por ejemplo, los escritos de D. Agustín Durán, de D. Antonio Alcalá Galiano, de D. José Joaquín de Mora y de otros.

Bien puedes, Ocasion, estar segura, Que yo hare por mi parte marabillas, Si tu favor y ayuda no me falta. Pero ves aqui viene el indomable, Apercibete, hermana, y derribemos La vana presuncion deste cristiano. Sale AURELIO. Qué no ha de ser posible, pobre Aurelio, El defenderte desta mora infame, Que por tantos caminos te persigue?

Una vez caía yo de un camino de encrucijada al de Buenos Aires, y el peón que me conducía echó, como de costumbre, la vista al suelo. «Aquí va dijo luego una mulita mora muy buena... ésta es la tropa de don N. Zapata..., es de muy buena silla..., va ensillada..., ha pasado ayer...» Este hombre venía de la Sierra de San Luis; la tropa volvía de Buenos Aires, y hacía un año que él había visto por última vez la mulita mora, cuyo rastro estaba confundido con el de toda una tropa en un sendero de dos pies de ancho.

La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda, La señora de provincias es hecha tributaria. Ella mora entre los gentiles, y no halla descanso. Todos sus perseguidores la alcanzaron entre estrechuras.

Las mejores son del siglo XVII, en que florecieron muchos insignes maestros, como Montañés, Alonso Cano, Bernardo de Mora, y Pedro y Alonso de Mena. V. la memoria histórica de D. José de Castro y Orozco, titulada Bellas Artes de Granada: Granada, 1839, pág. 37, y á Ceán Bermúdez, Diccionario histórico, etc., passim.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando