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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Es que cuando alguno está cerca de mí y se pone a hacer visajes, me pongo también yo a hacer lo mismo. Somos monos de imitación... Pues sí, convéncete, lo del parecido es ilusión, y las dos... lo diré muy bajito, las dos hemos hecho una soberbia plancha. ¿Y ahora, qué hacer? No se te pase por la cabeza traerle aquí. Baldomero no lo consiente, y tiene mucha razón.
Vi asimismo objetos de un orden enteramente distinto, es decir, trajes hermosísimos de mujer, arrojados en desorden por el suelo, y también escofietas, moños, lazos, abanicos, quirotecas, zapatillas de raso y luengos encajes de aquellos finísimos y hereditarios, que eran, como los diamantes, orgullo y riqueza de las familias.
Pero sin cansarte, ¿eh? Cuando te canses, lo dejas; no quiero que se me pongan enfermos estos ojitos tan monos. Y besaba los ojos de Maltrana delicadamente, como si temiera lastimarlos con sus labios. Podías hacer también cosas para los teatros; mi tío dice que eso da mucho dinero... Pero no: ¡qué bruto soy!
Lo vamos á decir con vergüenza; pero lo vamos á decir. Tenemos miedo, lo que se llama miedo, de vernos en Paris. Presumimos que nos va á suceder lo que á los monos de poco tiempo: se suben al árbol para coger cocos, y las más de las veces son aplastados por la misma fruta que quieren coger.
Dada la señal por la presidenta, que era una señora guapetona, muy rumbosa y muy dadivosa, aparecieron en el redondel las tres cuadrillas al son de una marcha española tocada por la banda de un batallón: cada cuadrilla se componía del espada, tres banderilleros y los correspondientes monos sabios: estaban suprimidas las picas.
A todos aquéllos, que viven pobre y bajamente, y no son admitidos en ninguna sociedad culta, á los que hacen bailar á monos, machos cabríos y perros, ó imitan el canto de las aves, ó tocan instrumentos músicos, ó divierten al pueblo con sus cantos, recibiendo en cambio miserable recompensa, se denomina bufones.
Los ayudantes de la limpieza, agarrados a los hierros, presenciaban la corrida, rebullendo y peleándose como monos en jaula para ocupar la primera fila. El viejo los distribuía hábilmente durante la semana al proceder a la limpieza de la plaza.
Lo había leído en la Historia de la prostitución; en la de Dufour no, en otra que conocía también. Era un sabio. Yo he leído añadía don Álvaro en casos tales que ha habido princesas y reinas encaprichadas y metidas con monos, así como suena, monos. Sí señor acudía Paco a decir , lo afirma Víctor Hugo en una novela que en francés se llama El hombre que ríe y en español De orden del rey.
Las asas de la taza de Lucía eran dos pumas elásticos y fieros, en la opuesta colocación dedos enemigos que se acechan: descansaba sobre tres garras de puma, el león americano. Dos águilas eran las asas de la de Juan; y la de Pedro, la del buen mozo Pedro, dos monos capuchinos.
La plaza quedaba en poder de la gente menuda, chiquillos desarrapados, que, tomando carrera, saltaban la hoguera con agilidad de monos, cayendo al lado opuesto envueltos en las chispas.
Palabra del Dia
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