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Actualizado: 17 de julio de 2025


Hay que añadir a las causas de aquel cariño, aunque me esté mal el decirlo, que yo, no obstante haber vivido hasta entonces en contacto con la más desarrapada canalla, tenía cierta cultura o delicadeza ingénita que en poco tiempo me hizo cambiar de modales, hasta el punto de que algunos años después, a pesar de la falta de todo estudio, hallábame en disposición de poder pasar por persona bien nacida.

En sus modales, en su manera de hablar, en su espíritu mismo, había dejado el mal huellas quizás más profundas, porque hablaba poco, contestaba tardíamente, cual si necesitara mucho tiempo para recoger y coordinar sus ideas desparramadas y fugitivas. Miraba a su hermana con espantados ojos.

En cuanto a modales, ha olvidado todo lo que le enseñé... será preciso volver a empezar... y de lenguaje seguimos lo mismo. Ni la más ligera alusión a los sucesos del año pasado. Dirá, y con razón, que peor es meneallo...». Como tres horas largas estuvo doña Lupe fuera de su casa. Cuando volvió, Nicolás había comido y marchádose, y Maximiliano estaba concluyendo.

La expresión de su semblante, sus modales y gestos no eran antipáticos: eran insignificantes; salvo que no podía menos de reconocerse por ellos en D. Casimiro á una persona de clase, aunque criada en un lugar. Se advertía, por último, en todo su aspecto, que D. Casimiro debía de padecer no pocos achaques. Su mala salud le hacía parecer más viejo.

De vez en cuando se ingerían en la reunión ciertos hombres de aspecto bestial y groseros modales, que les tuteaban, tratándolos con la superioridad despectiva del macho fuerte. Eran toreros fracasados, antiguos guardias civiles, mozos de tranvía, que vestían como señoritos y se mostraban contentos de su vida de holganza.

Eso me gusta... El mes que entra la pondremos en un colegio, interna. Ya es grandecita... es preciso que vaya aprendiendo los buenos modales... su poquito de francés, su poquito de piano... Quiero educarla para maestrita o institutriz, ¿verdad? Adoración la miraba como en éxtasis. «¿Y esa mujerpreguntó luego Jacinta a Severiana, refiriéndose a la madre de Adoración. «Señora, no me la nombre.

Es loable la corrección en los modales y la medida en las palabras; pero exageradas producen la frialdad tediosa que nuestros diplomáticos observan en los salones extranjeros. Clementina exageraba un poco su afición a las palabras y a los gestos flamencos.

Es, pues, evidente que Clara debe mucho á Dios, y luego á , que la has educado bien; pero esto que debe á no es superficial y externo: los modales, las palabras, las atenciones y los miramientos no son signos vanos. Cuando no hay en ellos afectación, es porque brotan del alma misma, mejor criada por Dios ó por los hombres que otras almas sus hermanas.

De consiguiente, sus horas, sus gustos, sus esparcimientos, sus modales, sus opiniones sobre todas las cosas que no son del alma, se arreglan al meridiano de París. Y contra toda herejía importante en esta delicada materia las aseguran y garantizan sus frecuentes viajes á la corte, y alguno que otro á Bayona.

La condesa, ó no observaba tal cambio de modales, ó si lo observaba no quería fijar la atención en ello. La actividad de Pedro había decrecido notablemente. Aquel Hércules se enervaba á ojos vistas en los cuidados del jardín. El perfume que la condesa despedía de su persona había mermado sus fuerzas y el roce fugaz de su vestido turbado mucho sus costumbres.

Palabra del Dia

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