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Actualizado: 4 de junio de 2025
En efecto, sólo en cuanto, sin duda, no es á todos posible componer originales excelentes, hasta el punto de no quedar apenas ni la más leve huella de su excelencia primitiva; sólo bajo este aspecto ha de calificarse el talento de los escritores dramáticos franceses. ¡Desdichados los poetas españoles, sobre quienes ha caído esta nube de langostas, y mísera mil veces la grandeza y la lozanía de su musa poética!
In Apothe. contra Judœos. Oh tú la más mísera ya de las Repúblicas, si antes la más felíz y más noble, reconoce y mira cuán dislocados tus miembros gimen, o yacen en todas las Islas del Mar y Provincias de la tierra.
De otra suerte se exponía a que el mismo objeto de sus expansiones cariñosas le respondiese con alguna cuchufleta como le sucedió más de una vez. Gracias a estas diligencias y a tal aprendizaje que fué para él rudo, logró que se le respetase algo más, que se le mirase como hombre chic, suprema felicidad a que no es fácil llegar en esta mísera existencia planetaria.
También él sentíase unido por un afecto tradicional al barrio donde se había deslizado su mísera niñez. Gustaba de deslumbrar a las mismas gentes que habían tenido a su madre por servidora, y dar un puñado de pesetas en momentos de apuro a los que llevaban zapatos a su padre o le entregaban a él un mendrugo en los días penosos.
Muchos chilenos, huyendo de la justicia de su país, hacían este viaje, y bien podía él imitarlos por idéntico motivo, siguiendo la misma travesía, pero en sentido inverso. Rosalindo intentó ir á la mísera posada donde había dejado su caballo, pero cuando estaba cerca de ella tuvo que retroceder, avisado por el fiel camarada.
No acudir a la tertulia como hasta allí había acudido, e irse del lugar o a Filipinas o a otro país cualquiera, apenas doña Luz casada, parecíale al padre mísera flaqueza y confesión pública de su pasión criminal. Imaginaba que, retrayéndose de todo o fugándose, iba a dar escándalo, iba a hacer creer lo que hasta allí nadie tal vez había creído.
He roto con todo y he venido a refugiarme en Heidelberg, para escrutar aquí mi espíritu y juzgar en la soledad y el silencio la metamorfosis que en mí se ha efectuado durante estos seis meses. ¿Se habrán agotado mis lágrimas a fuerza de llorar y se habrá cerrado mi herida por no tener ya sangre que verter? ¿Sería posible que yo llegase a curar? ¡Oh! ¡Mísera humanidad! ¿Tan flacos somos que nada, ni siquiera el dolor, perdura en nosotros?
¡Por virtud de sus mismas cicatrices no hay un trozo de tierra filipina que no abarquen sus cívicas raíces! La gratitud es una flor que brota de la pureza del sentir humano, y no hay sarcasmo ni atrevida mano que la marchite en mísera picota. ¡Oh falange del yelmo y de la cota! Para pagar tu esfuerzo soberano, lidiar quisiera por el fuero hispano en una tierra anónima y remota.
En resumen, amigo Luna: esto está muerto... pero bien muerto. Aún no hemos desaparecido; nos ven, pero es de cuerpo presente. Las lamentaciones del maestro de capilla no sorprendieron a Gabriel. Todos en la catedral se quejaban de la vida mísera y sórdida que arrastraba el culto.
Y ahora, viéndola enflaquecida, con las facciones desencajadas, más fea y mísera aún que el día en que salió de las Cambroneras, tenía que hacer un esfuerzo para reconocerla. Creyó ver a una amiga de Feli, a una buena compañera que le recordaba a la otra, a la de los días felices, que ¡ay! no volverían nunca.
Palabra del Dia
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