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Actualizado: 17 de junio de 2025


Para es un signo de que será bueno el que haya podido aprender tan ligero un aire religioso. Vamos, Aarón, paraos y cantadle vuestra canción a maese Marner, vamos. Aarón, por toda respuesta, se frotó la frente contra el hombro de su madre. ¡Oh! eso está mal dijo Dolly con suavidad . Hay que levantarse cuando mamá lo manda, y dadme un bizcocho para que os lo tenga, hasta que hayáis concluido.

Recordó después que el viejo tonto del tejedor, el ruido de cuyo telar ya oía, tenía mucho dinero oculto en alguna parte. ¿Cómo era posible que a él, Dunstan Cass, que había oído hablar muchas veces de la avaricia de Marner, no se le hubiese ocurrido sugerirle a Godfrey que consiguiera del vejete, ya fuera asustándole, ya fuera captándoselo hábilmente, que le prestara su dinero con la excelente garantía de las esperanzas del squire?

El mismo día, Dolly llevó un paquete y extendió delante de Marner las ropitas una por una en su orden natural de sucesión. La mayor parte estaba zurcida y remendada, pero muy limpita y agradable, como las plantas que comienzan a crecer. Esto sirvió de introducción a una gran ceremonia practicada con agua y jabón, de la que la criatura salió revestida con una nueva belleza.

Yo podría puntiaros esa tierra, maese Marner dijo el joven con traje de fustán que se había puesto al lado de Eppie y se mezcló en la conversación sin ceremonias . Será para una distracción, cuando haya terminado mi tarea o en cualquier otro momento perdido, cuando escasee el trabajo. Os traeré tierra del jardín del señor Cass. Me lo permitirá de buen grado.

En los primeros años del siglo pasado, uno de esos tejedores, llamado Silas Marner, ejercía su profesión en una choza construida de piedra, situada en medio de cercos de avellanos, cerca de la aldea de Raveloe, y no lejos de los bordes de una cantera abandonada.

Marner tenía razón en lo que decía respecto del hombre que aleja de su puerta una bendición; esa bendición le toca a otra persona. Antes, Nancy, quise pasar por no tener hijos. Hoy pasaré contra mi voluntad por no tenerlos. Nancy no habló en seguida, pero un momento después preguntó; ¿No dirás entonces que Eppie es vuestra hija?

En cuanto al de maese Marner parecía singular, y se habían conocido casos en que un hombre, después de haberse causado a mismo algún daño, había después requerido al juez para buscar al autor. El señor Macey, bien que tomara la defensa de Marner contra toda sospecha de superchería, ponía también en ridículo la idea de la caja de yesca.

Pues bien, entonces, maese Marner, voy a pedirle al señor Macey que le hable al pastor; y tendréis que decidiros por un nombre, porque será preciso dárselo a la niña cuando se la bautice. El nombre de mi madre era Hephtsiba dijo Silas , y mi hermanita llevaba su nombre. Pero es un nombre difícil de pronunciar dijo Dolly , y no estoy segura que sea un nombre de bautismo.

Tras de Marner y su hija, un fresno de la cerca formaba una pantalla recortada que los protegía contra los rayos del sol y proyectaba sombras felices y alegres alrededor de ellos. Papá dijo Eppie muy dulcemente, después que hubieron quedado silenciosos un instante , si yo llegara a casarme, ¿me pondrían la sortija de mi madre?

Y el espíritu de Dunstan era tan pesado como lo es generalmente el de un futuro criminal. Sólo conocía tres escondites, en que hubiera oído decir que los campesinos escondían sus tesoros: el techo de paja, la cama y un agujero hecho en el suelo. La choza de Marner no estaba techada con paja.

Palabra del Dia

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