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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Manzana filipina, Sonrosada, aromosa, pequeñina, Y para dar una cabal idea, De la infantil presea, Te diré los coloquios que en la infancia Sostuve con Rizal, en una estancia.
Las doce serían, cuando una gran turba de chicos desembocando por las calles de Pedro Conde y de la Manzana, anunció que algo muy extraordinario y divertido se aproximaba; y con efecto, tras el infantil escuadrón, que de mil diversos modos y con variedad de chillidos manifestaba su regocijo, vierais allí aparecer una falange de cien a caballo vestidos todos con el mismo traje amarillo y rojo que yo había visto en las secas carnes del gran D. Pedro.
Y así, cuando Newton, viendo caer una manzana madura, vio en ello un motivo diferente de la voluntad de Dios, "se le acusó, dice White, de haber quitado a Dios la acción directa sobre su obra que le atribuye la Escritura, para transferirla a un mecanismo material y substituir la gravitación a la Providencia."
Si en vez de prescindir de lo que se refiere á la vista quiero prescindir de lo que pertenece directamente al tacto mismo, puedo tambien hacerlo sin destruir las demás sensaciones: pues todavía se ofrecerá á mis ojos la manzana con su extension, figura y colores, y podrá conservar las calidades relativas á los demás sentidos. Aun puedo llevar mas allá la abstraccion.
Dios no ha creado el mundo malo, sino bueno. Fue el primer hombre quien se acarreó todos los dolores con su desobediencia. ¡Ah, sí! El mito de la manzana. Yo no le creo a usted capaz, señor excusador, de un capricho tan ridículo. ¿A qué conducía el reservar esa manzana, sobre todo conociendo el carácter caprichoso de Eva y la debilidad de Adán por ella?
Y como natural consecuencia de la boga de sus artículos, también su persona alcanzó inusitado favor en los salones. Se le juzgó fino, gentil, elegante: las mamás le bloquearon con sonrisas y lisonjas. Pero no estaba por los amores lícitos: gustaba de morder en la manzana prohibida, y es fama que en poco tiempo le dio muchos y fuertes bocados.
Y la prima se levantaba y echaba a correr con su plato en las manos, para evitar el hurto de un merengue o de media manzana, y el juego se celebraba con estrepitosas carcajadas, como si fuese el paso más gracioso del mundo.
En la aldea de Altorf, que he visitado dos veces, tuvo lugar la tremenda escena con Gesler y Guillermo Tell, que tuvo precision de apuntar y tirar su flecha á la manzana que colocaron sobre la cabeza de su hijo ... uno de los suplicios mas bárbaros que jamas han sido impuestos á padre alguno. En la misma aldea de Altorf, hay una fuente de piedra coronada con la estatua de Tell tirando su flecha.
Por esto lo de menos era preocuparse de la posición de la esposa, sino de su caudal de salud. Así se buscó él aquella Teresa, fuerte como un castillo y fresca como una manzana. Pero de poco le valió a la pobre. Tuvo la niña, y a consecuencia del parto murió a los pocos días, sin que sirvieran de nada los estudios y los desesperados esfuerzos del marido. No llegaron a vivir juntos un año.
Dificultosamente, a causa de los muchos vehículos que embarazaban la calle, avanzó el carruaje; a cada dos pasos había que detenerse, volver atrás, haciendo pesadas estaciones de vía-crucis, y a veces rodear la manzana y tomar una calle opuesta, para sufrir nueva detención en la primera esquina, ya por un carromato que no se movía, o un tranvía y un coche que habían chocado.
Palabra del Dia
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