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Los lugareños son maliciosos y desconfiados; suelen tener un criterio allá á su manera, y á menudo las cosas más ciertas les parecen falsas ó inverosímiles, y las mentiras, por el contrario, muy conformes con la verdad. Recuerdo que un mayordomo andaluz de cierto inolvidable y discreto Duque, que estuvo de embajador en Napóles, fué á su pueblo con licencia.

Pues más tarde ó más temprano será tuya. ¿Mía? , tuya... Y cuando lo sea, acuérdate de estas pobrecitas amigas y no les subas la renta. Las otras dos mujerucas le clavaban igualmente sus ojos sonrientes, maliciosos. Flora entendió y una ola de sangre le subió al rostro y le apretó la garganta. Ella, tan charlatana, no pudo proferir una palabra. Volvióse rápidamente y se alejó á paso vivo.

Puede caer alguna tacha, mujer, sobre nuestra reputación afirmó Salomé de muy mal talante . Bien sabes que no basta ser honrada, sino parecerlo, y dos señoras solas, como nosotras, han de tener mucho cuidado, para no andar en lenguas de maliciosos. ¡Siempre tonta! murmuró Doña María de la Paz desapareciendo en lo más espeso del bosque de ropa. Yo estoy decidida a hablar claramente al Sr.

Y para certificar su identidad se quitaba la gorra, echando atrás la coleta: un mechón de a cuarta que llevaba tendido en lo alto de la cabeza. Su compañero de miseria era Chiripa, muchacho de su misma edad, pequeño de cuerpo y de ojos maliciosos, sin padre ni madre, que vagaba por Sevilla desde que tenía uso de razón y ejercía sobre Juanillo el dominio de la experiencia.

Efectivamente, ¡qué ojos tan hermosos, tan cándidos y maliciosos a la vez! ¡Qué cutis de alabastro! ¡Qué labios, qué dientes, qué dorada madeja de cabellos! Cecilia, la pobre, estaba aún más delgada que cuando se había ido y más desgarbada. ¿Cómo le había gustado aquella chica?

Es la poblacion que habla con mas pureza y elegancia la lengua, con excepcion de los gallegos. Los espíritus son penetrantes, concentrados y maliciosos. El aticismo de lenguaje es general, y se tiene un gusto particular por los epígramas y adagios. La moralidad en las costumbres es muy superior á la de toda la España arábiga.

Esperaba verla aparecer de un momento a otro en la ventana inmediata, lo mismo que en las tardes anteriores. Se habían separado con enojo al llegar al buque; pero estos enfados eran siempre en ella de corta duración, y horas después se aproximaba, anunciando con maliciosos guiños su propósito de bajar al camarote... Pero hoy transcurría el tiempo sin que Nélida apareciese.

Había que ser dulce con los presos; el director exigía la abstención de toda violencia; pero debían tratarles con energía al mismo tiempo, pues los golfos, maliciosos como monos, se insolentaban y sublevaban a la menor blandura. Por medio de ingeniosas telegrafías comunicábanse de una a otra celda, tramando complots contra todo vigilante que les era antipático.

El desparpajo del muchacho solía suscitar protestas, pero luego vencía la elocuencia de sus maliciosos epigramas y del retintín manolesco de sus gestos y acento. Empezaba entonces el llamado género flamenco a ser de buen tono en ciertos barrios del arte y en algunas sociedades.

No era una exageración, decía Marta, pero era; allí estaba el parvenu, como le llamaba ella en francés, riéndose con malicia, segura de que sólo Minghetti podía entenderla. Sebastián le llamaba, también con risitas y en sus coloquios maliciosos con Marta, el inopinado. La Valcárcel, los primeros días de su derrota, cogía el cielo con las manos; no podía ya negar, pero protestaba.