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Actualizado: 17 de julio de 2025


4 Dales conforme a su obra, y conforme a la malicia de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga. 5 Porque no entendieron las obras del SE

Como si la hechicera hubiese leído los pensamientos del ministro, se detuvo ante él, fijó las miradas astutamente en su rostro, sonrió con malicia, y, aunque no muy dada á hablar con gente de la iglesia, tuvo con él el siguiente diálogo: De modo, Reverendo Señor, que habéis hecho una visita á la selva, observó la hechicera inclinando su gran peinado hacia el ministro.

El doctor hacía esta pregunta con una expresión de malicia bonachona en los ojos y la boca. Maltrana se apresuró a repetir todos los lugares comunes que había oído sobre la tierra argentina. La feracidad del suelo virgen, la falta de braceros, la facilidad de crédito para el trabajo...

Sulfuróse Villamelón y miró a su mujer y luego a Gorito y después a Reguera con cierta especie de colérica complacencia retratada en el semblante, arrebatado y apoplético por los vapores que le subían del repleto estómago... ¡Le exasperaba a veces aquella sencillez de Curra, que jamás podía comprender la malicia de ciertas cosas!...

Se representó también las graciosas actitudes de Lucía Moreno, con sus grandes ojos llenos de fina sensualidad y de malicia; y luego vio la ruidosa escena en que Carmen escapara al vestíbulo y arrojara a las manos de Julio el diario de Laura.

Por dicha, para nada tiene que entrar aquí la cuestión de si Clara ama ó no á otro hombre. No me venga V. con rodeos y sutilezas. Yo he educado á mi hija con tal rigidez y con tal recogimiento, que no tengo la menor duda de que no ha tenido amoríos. Clara no ha mirado jamás con malicia á hombre alguno. Así será. Pero ¿no podrá mirarle el día de mañana? ¿No podrá amar, si no ama aún?

Sus ojuelos sagaces, lacrimosos, gatunos, irradiaban la desconfianza y la malicia. Su nariz estaba reducida a una bolita roja, que bajaba y subía al mover de labios y lengua en su charla vertiginosa.

Sonrió de un modo que asustó a Bonis, porque nunca había visto en su amiga el gesto de crueldad, de malicia fría, que acompañó a tal sonrisa. Conque... ¿tu hijo?... ¡Bah! ¿Qué tienes, Serafina? ¿Cómo estás aquí? Estoy aquí... por no estar en casa; por huir del amo de la posada. Estoy aquí... porque me voy haciendo beata. No es broma. O rezar, o.... una caja de fósforos. ¿Sabes?

No quiero darte luz de más cosas; estas bastan para saber que has de vivir con cautela, pues es cierto que son infinitas las maulas que te callo. «Dar muerte» llaman quitar el dinero, y con propiedad; «revesa» llaman la treta contra el amigo, que de puro revesada no la entiende; «dobles» son los que acarrean sencillos para que los desuellen estos rastreros de bolsas; «blanco» llaman al sano de malicia y bueno como el pan y «negro» al que deja en blanco sus diligencias.

La caridad nos hace amar á nuestros hermanos, pero no nos obliga á reputarlos por buenos, si son malos, no nos prohibe el sospechar de ellos, cuando hay justos motivos, ni nos impide el tener la cautela prudente, que de suyo aconseja el conocer la miseria y la malicia del humano linaje. Pág. 67.

Palabra del Dia

godella

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