Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de mayo de 2025


Siendo obedientes y humildes, tal vez llegasen, con el tiempo, a cobrar tres reales. ¡Una verdadera felicidad!... El cortijo Matanzuela lo miraban como un paraíso. El caritativo Dupont era de una generosidad inaudita. Cuidaba de que los braceros oyesen misa los domingos; y de mes en mes, organizaba comuniones para los gañanes.

De sus tiempos de miseria le quedaba la conmiseración para los jornaleros, fingiendo no ver sus descuidos y negligencias. Pero sus actos valían más que sus palabras, pues queriendo demostrar gran interés por el amo, hablaba duramente a los braceros, con ese exceso de autoridad que revela el humilde apenas se ve elevado sobre sus camaradas.

Los señoritos de la ciudad acudieron en torno suyo como moscas al panal. Pero ni sus rendimientos exagerados ni sus ofertas hicieron mella en el corazón de la joven. Prevenida contra sus halagos por la triste suerte de algunas amigas que habían tenido la flaqueza de darles oídos, los rechazaba siempre con ferocidad. En cambio acogía con agrado los rudos obsequios de los braceros; tuvo entre ellos varios novios, y juraba y perjuraba que le gustaban más que los pisaverdes tísicos que la seguían en el paseo.

López el complemento para el desarrollo de su plan, un gran salón corrido que reune todas las condiciones necesarias para la industria, espacioso, con gran elevación, buenas luces y buena ventilación, y más que todo esto, muchos pueblecitos esparcidos á su alrededor, donde sus habitantes, en su mayoría braceros, pudieran gozar de los beneficios de esta industria, al propio tiempo que contribuían á su desarrollo y propagación.

A ver si lo recibís como lo que sois; como personas decentes. Y los braceros, siguiendo las indicaciones del capataz, se formaron en dos filas a ambos lados del camino. La gran cochera de Dupont se había vaciado en honor de la festividad.

Y Dupont, agresivo en la defensa de lo que llamaba sus derechos, no sólo se negaba a oír las pretensiones de los braceros, sino que había expulsado de la viña a todos los que se significaban como agitadores mucho antes de que intentasen rebelarse.

Llegaban viejos arrumbadores de las bodegas, que de muchachos habían marchado a las órdenes de Salvatierra por las asperezas de la inmediata serranía, disparando su escopeta por la República Federal: jóvenes braceros del campo que adoraban al don Fermín de la segunda época, hablando del reparto de las tierras y de los absurdos irritantes de la propiedad. Fermín también había ido a ver al maestro.

Otros vendrían detrás, que esparcirían la simiente germinadora en los surcos fecundados por su sangre. ¡De pie y en marcha la horda de la miseria, sin más Dios que la rebelión, iluminando su camino la estrella roja, el eterno diablo de las religiones, guía insustituible de todos los grandes movimientos de la humanidad!... El grupo de braceros escuchaba en silencio al revolucionario.

En el hogar hervían varios pucheros vigilados por mujeres puestas de rodillas, y bajo el candil estaba sentado el arreador, el segundo funcionario de la casa, el que acompañaba a los braceros al tajo y vigilaba sus faenas, excitándolos con duras palabras; el que en unión con el aperador formaba lo que llamaban los gañanes el gobierno del cortijo.

La gente, viendo que la fuerza armada seguía oculta en los cuarteles, corría a encerrarse en sus casas, exagerando la importancia de la invasión, creyendo que eran millones de hombres los que ocupaban las calles y los alrededores de la ciudad. Un grupo de cinco braceros tropezó en una calleja con un señorito.

Palabra del Dia

primorosos

Otros Mirando