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Actualizado: 22 de julio de 2025
El protector habíase convertido en protegido y todo el vetusto armatoste feudal vacilaba sobre sus carcomidos cimientos. De aquí las continuas quejas y murmuraciones del pueblo anglo-sajón, su descontento perenne, las asonadas locales, todo aquel malestar que culminó algunos años más tarde en el gran alzamiento de Tyler.
Esto la preocupó y la puso de mal humor para todo el día, por más que nunca quiso confesarse que la causa de su malestar y melancolía era ésta. Poco a poco, debido a su temperamento irritable y caprichoso, aquella aventura amorosa que había muerto al nacer, iba ocupando su espíritu haciendo brotar en él un deseo.
Habiendo quedado solo un momento, Delaberge contempla la dormida calle sobre la cual las paredes de la vieja iglesia extienden una sombra de claustro. Y en la fría austeridad de este sitio solitario, la perspectiva de una comida oficial con los notables que habitan en esta ciudad muerta le da un escalofrío de hondo malestar.
No va mal respondió con visible malestar el sillero. ¿Le han dejado aquellas punzadas dolorosas en el estómago?... Ya le decía yo que ella se tenía la culpa. No guarda regla alguna para comer. Su placer mayor consiste en hacer comistrajos a las horas más extravagantes: tomates, huevos duros, naranjas, todo revuelto con aceite y vinagre.
Lo que comía era suyo, el vino procedía de su bodega, todo lo que adornaba aquella habitación lo había comprado él, los árboles que extendían su ramaje más allá de la ventana le pertenecían igualmente... Y sin embargo, creyó hallarse en este sitio por primera vez, sufriendo el malestar de la extrañeza y la desconfianza.
La niña le dio las gracias con una sonrisa. ¿Te encuentras bien ahora? ¡Oh, sí; muy bien, muy bien! ¿Quieres dormir un poco a ver si te pasa ese malestar? No, no quiero dormir... Déjame..., no me hables..., ¡si supieras qué bien me encuentro! Ricardo sonrió satisfecho y le acarició la cara como a un niño.
Sin embargo, me ha quedado de aquel día un vago e inquieto malestar. ¿Qué hay en Luciana que no puedo definir?... De los rincones inexplorados de su alma surgen, a veces, como relámpagos, unos rayos fugitivos que me dejan vislumbrar su misterio, y se apagan después sin que se haya determinado nada preciso.
Estaba de rodillas, el cuerpo doblado, la cabeza apoyada en uno de los rincones. Así que entró, empezó a sentir el malestar de la postura; no podía alzar la cabeza, ni enderezar poco ni mucho el cuerpo; las piernas encogidas también de tal manera, que le causaban calambres.
En París, como en Madrid, al llegar este mes, los teatros sufren esa crisis económica que nuestros comediantes llaman «la cuesta de Enero», pues siempre las festividades pascuales trajeron consigo gastos imprudentes que desequilibraron el «haber» de las familias; con la diferencia que allí dicho malestar es menos intenso, por lo mismo que la población flotante es muy considerable y se renueva mucho.
Aunque se sentía débil, no quiso, sin embargo, en cuanto su indisposición se lo permitía, renunciar al ayuno; hasta se disciplinó con su rigor ordinario. Al obscurecer de este día salió para asistir á unas conferencias en el colegio de los escoceses; allí se aumentó su malestar; fué llevado á su casa, y se vió obligado á descansar en su lecho. Su enfermedad fué declarada grave en seguida.
Palabra del Dia
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