Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de octubre de 2025
Avanzó la niña hasta el medio del salón, mirando tímidamente a su madrina. Esta le hizo seña de que se acercase al conde. Vaciló el caballero como si estuviese distraído; pero viendo a la criatura plantada delante de él, se apresuró a tomar el vaso y se lo llevó con mano temblorosa a los labios.
Mira que te va a matar; lo ha dicho el otro día en la cocina. Y coge muchos ratones para que madrina te quiera y no te echen de casa.» El gato, extasiado, susurraba allá en el fondo de la garganta mil síes complacientes, y se frotaba contra ella cada vez más acaramelado y pegajoso.
Silas hizo una pausa y colocando las manos sobre las rodillas las alzó y bajó alternativamente, fijando la mirada en el suelo. Entonces, ¿os agradaría verme casada, papá? dijo Eppie con la voz algo trémula. Yo no soy un hombre capaz de decir que no, hija mía respondió Silas con acento enérgico . Pero se lo preguntaremos a vuestra madrina. Ella deseará vuestro bien y el de su hijo.
La madrina del cielo, auto de Nuestra Señora del Rosario, de D. Alvaro Cubillo de Aragón. La amiga más verdadera, auto de Nuestra Señora del Rosario, de D. Antonio Coello. El nacimiento de Christo Nuestro Señor, del maestro José de Valdivieso. El nacimiento de Christo Nuestro Señor, de Lope de Vega.
LEONIE. A pesar de mi profesión, yo, hijo mío, soy una buena muchacha... ¡Es que no tienes confianza con tu madrina...! Yo pensé: «¡Si me descubro, no me escribirá con tanta franqueza...!» Además, hubiera usted dejado de enviarme las golosinas y los obsequios, que yo repartía entre mis compañeros. ¡Fuí muy culpable y ahora sufro el castigo de mi disimulo...! CIRILO. ¡Soy cura...!
Cruzaron el vestíbulo y abrió también la puerta cancel... Llegaron al zaguán... Ya estaban ante la puerta de la calle... Lita hizo un esfuerzo para abrirla... ¡Era un pestillo muy duro y bien cerrado!... Y sintió de pronto que le faltaba el apoyo de su madrina y cayó sobre el frío umbral de mármol...
Por esto y nada más que por esto hubiera querido esperarte en la estación y llevarte conmigo por ahí. ¿Te avergüenzas de mí...? No tengo derecho a juzgarla. ¡Ya ve usted...! Yo no había pensado siquiera en buscar madrina... CIRILO. Era una broma que mis compañeros me habían gastado sin que yo lo supiera. Cuando usted me escribió, su carta me pareció tan bonita, que contesté.
Sin darle tiempo ni para decir gracias, su madrina la tomó de la mano... Ven conmigo, Lita. Te llevaré a dar una vuelta por el País de las Hadas, donde viven Caperucita Roja y Pulgarcillo.
¿No tienes sueño aún, rica mía? dijo la dama trayéndola hacia sí y pasándole la mano tiernamente por los bucles de su cabellera. Los tertulios se interesaron vivamente por la criatura. Fue de uno a otro recibiendo caricias y pagándolas con afectuosos besos de despedida. Buenas noches, Josefina. Hasta mañana, rica. ¿Has sido buena hoy? ¿Te ha comprado tu madrina la muñeca que cierra los ojos?
Pero mi madrina la condesa, en vista de tan ardiente devoción, quería hacerme monja; y el otro día, «las señoritas», recordando los deseos de su mamá, todavía me ofrecieron costearme el dote para que entrase en un convento. ¿Y usted acepta? preguntó el joven con visible ansiedad. ¡Yo...! No pienso en ello por ahora. Aquella santidad voló, creo que para siempre. Ahora soy mala, muy mala.
Palabra del Dia
Otros Mirando