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Actualizado: 17 de julio de 2025
11 También es dado por mí mandamiento, que cualquiera que mudare este decreto, sea derribado un madero de su casa, y enhiesto, sea colgado en él; y su casa sea hecha muladar por esto. Yo Darío puse el decreto; sea hecho prestamente. 13 Entonces Tatnai, capitán del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros, hicieron prestamente según el rey Darío había enviado.
El Chucro dejó su asado sobre un madero, acercose, vio que la obra estaba terminada, se rió, tomó la pala de manos de Peñálvez y le asestó un golpe mortal en la cabeza. Luego, hundiole varias veces en el cuerpo la misma cuchilla con que comiera, y tiró a la fosa el ensangrentado cadáver del escribiente...
12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os constriñen a que os circuncidéis, solamente por no padecer la persecución del madero del Cristo. 13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; sino que quieren que vosotros seáis circuncidados, para gloriarse en vuestra carne.
La divina imagen, fija en el madero con cuatro clavitos de plata, se me antojó, en tal sitio, oportuno signo de resignación. Desencajadas las facciones, pálido el rostro, amoratadas las sienes, afilada la nariz, los ojos mortecinos, los labios entreabiertos por la agonía, me pareció que dirigía a los mamotretos echados en olvido, dolorosa mirada de extraña compasiva piedad.
Por fin, cual si hubiera distinguido algún signo de lo alto, don Diego encaminose a recibir la negra venda en los ojos, y, sentándose en la almohada, cogió por detrás el madero con sus propias manos, ajustó la cabeza, y alzando la barba ofreció el pescuezo al espantoso cuchillo.
Cuántas joyas ¿eh? murmuraba con entusiasmo Goicochea. Esto sólo se ve en este país. Aquí hay religión y riqueza. El doctor pensaba involuntariamente en el sucio y doliente rebaño de las minas, calculando en cuánto habría contribuido su miseria á aquellos regalos inútiles, colocados por la fe y la ostentación de unos pocos, sobre un madero tallado.
Oído esto, mandó al momento fabricasen una canoa, pero no hallando madero á propósito, y estando ya en el corazón del invierno, le fué forzoso volver atrás y dejar la empresa para mejor tiempo. Repartiendo, pues, á la gente las vituallas que había reservado para su viaje á la Asunción, la envió á reconocer aquel arenal y camino de los Mamalucos.
La corona de espinas del martirio Ensangrentó tu macilenta faz, Como á Jesus clavado en el madero Porque dijo: «vivimos para amar». Ignoto y melancólico pasaste Para volar al cielo á descansar; Porque el genio es un pobre jornalero Que fecunda la tierra con afan, Y la hace producir sabrosos frutos Que no es dado á sus labios el gustar.
Ferragut le vió intensamente pálido, jadeante, paseando sus ojos en torno de él con una expresión de animal acosado que piensa aún en la posibilidad de defenderse. Su diestra buscó en uno de sus bolsillos. Tal vez iba á sacar un revólver para morir matando. Un negro cercano á él levantó un madero que empuñaba á guisa de maza.
En vez de continuar hasta la rectoral, se sentó sobre un madero que había delante de las primeras casas. Sacó el reloj y vio que no eran más de las diez; y no encontrándose aún con deseos de acostarse, determinó de gozar un rato de la hermosura y serenidad de la noche. El fresco era demasiado vivo para estar quieto mucho tiempo. Se puso a dar vueltas por los contornos del lugar.
Palabra del Dia
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