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Actualizado: 7 de mayo de 2025
» Te has olvidado ya, Magdalena le repliqué, que hace dos días reducíase toda tu ambición a sentarte en ese maldito sillón como tú dices, y ahí, junto a la ventana, creías estar en un paraíso terrenal. Así pasaste ayer todo el día y te diste por muy contenta con ello. » Tienes razón, pero lo que ayer tenía yo por bueno no lo es ya hoy.
El silencio de Pablo Hervieu tiene la expresión inquietante de una pregunta; callando, parece repetir lo que su mano escribió: «Haz que yo pase por todo aquello por donde tú pasaste...» El rasgo típico más seductor y más nuevo de todo el meritísimo edificio literario de Alfredo Capus es la indulgencia.
La corona de espinas del martirio Ensangrentó tu macilenta faz, Como á Jesus clavado en el madero Porque dijo: «vivimos para amar». Ignoto y melancólico pasaste Para volar al cielo á descansar; Porque el genio es un pobre jornalero Que fecunda la tierra con afan, Y la hace producir sabrosos frutos Que no es dado á sus labios el gustar.
¡Ah, hermano... hermano! dijo Esteban con expresión de cariñoso reproche . ¿De qué te ha servido tanto leer periódicos y libros? ¿Para qué ese deseo de arreglar lo que está bien, o si está mal no tiene arreglo posible...? De seguir tranquilamente tu camino, serías beneficiado de la catedral, y ¡quién sabe si te sentarías en el coro, entre los canónigos, para honra y amparo de la familia...! Siempre tuviste mala cabeza, por lo mismo que eres el más listo de entre nosotros. ¡Maldito talento que a tales miserias conduce...! ¡Lo que yo he sufrido, hermano, enterándome de tus cosas! ¡Cuántas amarguras desde la última vez que pasaste por aquí!
Por eso yo me he puesto a cubierto de los dos casos dijo Lorenzo sonriendo afablemente. ¡Tú!... ¡qué gracia!... Tú has vivido en forma que no te permitía pensar en «novias»... Eso es historia antigua... Felizmente para ti. Después el estudio te ha absorbido todo tu tiempo, como que por una de esas reacciones muy explicables te pasaste a la otra alforja... Para recuperar lo perdido.
El entrañable amor que te ha manifestado siempre la persona en cuyos brazos estás, ¿no te dice nada, Inés? Cuando pasaste de la humildad de tu niñez a la grandeza de tu juventud, ¿qué brazos te estrecharon con cariño? ¿Qué voz te consoló? ¿Qué corazón respondió al tuyo? ¿Quién te hizo llevadera la soledad de tu nobleza?
Palabra del Dia
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