Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
Para decir verdad, ella hereda toda la fortuna con la condición de que acepte a este individuo como su secretario y consejero confidencial. ¡Blair debía estar loco! exclamé. ¿Conoce Mabel a este misterioso italiano? No ha oído nunca nada sobre él.
Mabel, la mujer a quien había amado con tanta pasión y ternura, era la esposa de un rústico campesino bruto que con sus amenazas la martirizaba hasta la locura, y que, como ya lo había demostrado, no vacilaría ante nada con el fin de conseguir sus despreciables fines. El estado de mi ánimo y sentimientos era indescriptible.
La hija, Dolly, como él la llama, esa muchacha vulgar, se ha establecido en el boudoir de Mabel, y está por hacerle renovar la decoración, pues quiere que sea de color amarillo, para que venga bien a su tez, según creo. Dado lo que dice el señor Leighton, parece que la fortuna del pobre señor Blair debe pasar enteramente a ser manejada por este individuo.
Me inquirió con cierta dureza por el motivo de aquel inesperado desmayo de Mabel, pero yo le contesté sencillamente que había sido una descomposición repentina, y que la atribuía al calor sofocante de la habitación.
He aquí, en breves palabras, lo que había sucedido: Burton Blair se había despedido de su hija Mabel, partiendo en la mañana del día anterior de su mansión de la plaza Grosvenor, para ir a tomar el expreso de las diez y media que de Euston salía para Manchester, donde tenía que arreglar algunos negocios particulares, según había dicho.
Por lo que supe en Londres cuando tuvimos ocasión de conocernos contestó mi compañero, muy gravemente, presupongo que el secreto del pobre Blair ha sido robado de una manera muy ingeniosa, y que la persona en cuyo poder está ahora, sabrá sacar buen provecho de él. ¿En perjuicio de su hija Mabel? Ciertamente.
¿Y desafiará el peligro? ¿Se expondrá a todo? Muy bien repliqué. Usted conoce lo peor: el presidio. Y usted no rió. Si así no fuera, no hablaría como un verdadero idiota. Mabel es mi esposa, y nada tiene usted que hacer en el asunto, de manera que ya con esto es suficiente añadió insolentemente.
Comprenda bien, Mabel, que no deseo hacer méritos por lo pasado, ahora que su padre no existe y se encuentra usted sola. Comprenda también, desde el principio, que al tenderle mi mano lo hago como amigo sincero, lo mismo que lo haría con Reginaldo, mi antiguo condiscípulo y mejor amigo, y que, en adelante, defenderé sus intereses como si fuesen los míos propios. Y, entonces, le tendí mi mano.
Resolvimos que era completamente imposible permitir que una niña tan joven y delicada anduviera vagando por toda Inglaterra sin objeto determinado, en busca de algún vago informe secreto que parecía ser el fin de su errante padre; por lo tanto, después de aquella noche en que nos conocimos por vez primera en Helpstone, Burton Blair y su hija permanecieron una semana como nuestros huéspedes, y al cabo de muchas consultas y pequeñas economías, conseguimos poner a Mabel en la escuela, servicio que después ella nos agradeció con la más noble sinceridad.
Pero ha sido para usted una amiga muy buena le argumenté. Según lo que yo he podido ver, ha sido la más cómoda de las damas de compañía. La verdaderamente modelo es aquella que desaparece por completo cinco minutos después que ha entrado en la habitación manifestó Mabel. Sí suspiró, supongo que no debo quejarme cuando recuerdo esas viejas regañonas en cuyo poder están otras niñas.
Palabra del Dia
Otros Mirando