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Actualizado: 18 de junio de 2025
Mis pasos eran cada vez más cortos y más tardos, recorriendo, mareando, el confuso laberinto de las calles, animadas con vivas ráfagas de luz, regaladas de músicas y vibrantes de gritos y carcajadas femeninas. Llegaban las once, y entonces mis pies se movían presurosos por la revuelta calle de Argote de Molina, hasta alcanzar la casa de Gloria.
Cierto que sospechaba; pero la noticia, dada así con tales detalles, como el pelo negro, el número de la casa, era un jicarazo tremendo. Desde aquel aciago instante, ya no se enteró de lo que en la calle ocurría. El Rey pasó, y Jacinta le vio confusa y vagamente, entre la agitación de la multitud y el tururú de tantas cornetas y músicas.
Entre las cosas particulares de esta fiesta se refiere, que á su regreso en la calle de Predicadores, la Aljama de los judíos le aguardaba con un riquísimo tabernáculo, en el cual habia tres graciosas torres, diversos sacerdotes y músicas, y que por hacerles merced el Rey, se detuvo un rato.
Las justas y los torneos, Paramentos, bordaduras y cimeras, ¿Fueron sino devaneos? ¿Qué fueron sino verduras De las eras? ¿Qué se hicieron las damas, Sus tocados, sus vestidos, Sus olores? ¿Qué se hicieron las llamas De los fuegos encendidos De amadores? ¿Qué se hizo aquel trovar, Las músicas acordadas Que tañían? ¿Qué se hizo aquel danzar, Aquellas ropas chapadas Que traían?»
Aquella noche misma, algunos de los franceses residentes en Sevilla, creyendo obsequiar á su compatriota, fueron á darle una serenata, pero parece que el ilustre diplomático no estaba tampoco para músicas y no dejó muy contentos á los filarmónicos.
Ya... como que no soy hierba... ¡Qué mal genio tienes y que reguapa eres! Es que no quiero músicas y no se meta usted conmigo, que yo voy por mi camino y la calle es del rey. No seas tonta y baja la voz. ¿Qué trabajo te cuesta contestarme a cuatro preguntas? No te arrepentirás; mira que soy muy agradecido.
Aconsejóle que le diese músicas, que escribiese versos en su alabanza, y que, cuando él no quisiese tomar trabajo de hacerlos, él mesmo los haría. A todo se ofreció Lotario, bien con diferente intención que Anselmo pensaba.
Entonces interrumpió Maltrana , en esos viajes de los conferencistas la llegada es siempre más gloriosa que el regreso. Ciertamente. Cuando nuestro buque fondee en Buenos Aires, verá usted banderas, oirá músicas y aclamaciones.
El amor embravece a los hombres, y todos los atlots pretendientes de Margalida, al verle enfrente como rival, ya no le tenían miedo y hasta osaban atropellar su temible persona. Una noche se había presentado con una guitarra, proponiéndose invertir en músicas gran parte del tiempo que correspondía a otros.
Luego, los vendedores de naranjas, de silbatos y de globos; la corriente humana que no cesa de circular, engrosada por los torrentes que cada bocacalle vomita sobre la plaza; los soldados, tan marciales, en fila, los ojos sobre el jefe, que recorre la línea a caballo, dejando ondear al viento su penacho azul y blanco; las músicas, que tocan; el cañón, que truena; los cohetes, que estallan; las campanas, que vibran, y por último, el Presidente, que pasa, a pie, camino de la Catedral, en medio de los acordes graves y solemnes del himno nacional, precedido, rodeado y seguido de brillante cortejo.
Palabra del Dia
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