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Actualizado: 29 de junio de 2025
¡Qué casualidad! exclamó . Aquí tenemos al forastero..... Tú, Primitivo.... Pues te cayó la lotería: mañana pensaba yo enviarte a Cebre a buscar al señor.... Y usted, señor abad de Ulloa.... ¡ya tiene usted aquí quien le ayude a arreglar la parroquia! Como el jinete permanecía indeciso, el cazador añadió: ¿Supongo que es usted el recomendado de mi tío, el señor de la Lage?
Lo que usted quería, digamos las cosas claras, lo que usted quería era casarse para tener un nombre, independencia y poder corretear libremente. ¿Más clarito todavía? Pues lo que usted deseaba era una bandera para poder ejercer la piratería con apariencias de legalidad. ¡Desdichado hombre el que cargó con usted! De veras que le cayó la lotería.
¿Quién? ¿yo querer á esa mujer?... ¡Si me sofoca ya más que un día de levante!... Si tengo más ganas de soltarla que del premio gordo de la lotería... Porque me carga, ¡ea!... porque me revienta... y está dicho... Y de esta suerte prosiguió todavía dejando caer otras pesadísimas palabras.
Mamá ve la felicidad en los campos y en las estancias y en las casas y en las vacas y en las ovejas; en todo esto ve la felicidad, menos en el propio Carlitos, es decir, en mi unión con Carlitos. Yo no digo nada por no irritarla; me limito a monosílabos...: sí... no... qué sé yo... Mis hermanas me atosigan: «¿qué más quieres?» Mis cuñadas creen que me ha tocado la lotería.
Vendía fósforos, periódicos y algún billete de Lotería, tres ramos mercantiles que, explotados con inteligencia, podían asegurarle honradas ganancias; así es que á Pacorrito nunca le faltaban cuatro cuartos en el bolsillo para sacar de un apuro á un compañero, ó para obsequiar á las amigas. No le inquietaban gran cosa ni las molestias del domicilio ni las exigencias del casero.
Y me iba resignando como quien ante una «table d' hôtel» mastica la corteza de pan seco en espera del rico plato de la «Charlotte russe». Las felicidades habían de llegar; y, para apresarlas, yo hacía todo lo que me era posible como portugués y como constitucional; se las pedía todas las noches a Nuestra Señora de los Dolores y compraba décimos de la lotería. Entretanto procuraba distraerme.
Cierto que hay diferencia de edades decía la señora riendo , pero es un gran partido. Ándate con repulgos y verás cómo le cae a tu hermana un subteniente, un oficial de la clase de quintos u otra lotería semejante. Este hombre es un buenazo muy rico, y eso que padece no es sino aburrimiento, mal de soltería, lo que los ingleses llaman esplín. Cásale, y se le quitan diez años de encima.
De todos lados de la cámara... digo del café, vino gente a felicitar al gobernador, y el mozo, a quien Juan Pablo debía el consumo de cinco meses, y algunos picos, se puso más contento que si le hubiera caído la lotería; y hasta el amo del establecimiento fue a dar un apretón de manos a su parroquiano, diciéndole si podía colocar en las oficinas de la provincia a un sobrinito suyo que tenía muy buena letra.
Pero tonto... cómo tendrás esa cabeza dijo Barbarita con mucho fuego , que ni siquiera te acuerdas de que me diste medio duro para la lotería. Yo... cuando usted lo dice... En fin... la verdad, mi cabeza anda, talmente, así un poco ida... Se me figura que Estupiñá llegó a creer a pie juntillas que había dado el escudo.
Más probable veía el éxito en la lotería, que no es, por más que digan, obra de la ciega casualidad, pues ¿quién nos dice que no anda por los aires un ángel o demonio invisible que se encarga de sacar la bola del gordo, sabiendo de antemano quién posee el número?
Palabra del Dia
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