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Actualizado: 16 de octubre de 2025


Al encontrarme en la calle miré a las rejas y las vi cerradas. Atormentado por el recuerdo de lo que había visto y oído, revolviendo en mi cabeza pensamientos de venganza, proyectos de barbarie, y no qué ideas impías y locas, dije para : Ya no me queda duda. Mataré a ese maldito inglés.

Contestar peticiones y consultas, ahogar las quejas y entretener las locas pretensiones que llegaban del distrito, el clamoreo sin fin del rebaño electoral, que no tropezaba con el más leve obstáculo sin acudir inmediatamente al diputado como el devoto apela al milagroso patrón.

Allá, en el fondo de su alma, cuando estaba a solas con su conciencia, y con el notabilísimo despejo y la serenidad imparcial con que ella lo miraba todo, hacía repetidas veces las sutiles reflexiones que trataremos de expresar aquí en el siguiente soliloquio: «Me lo tengo bien merecido. He vivido hasta el día desgobernada y muy a tontas y a locas.

El Cojuelo se fué tras ellos, y la Academia se malogró aquella noche, y murió de viruelas locas. El Cojuelo, arrimándose al Alguacil, le dijo aparte, metiéndole un bolsillo en la mano, de trecientos escudos: Señor mío, vuesa merced ablande su cólera con este diaquilón mayor, que son ciento y cincuenta doblones de a dos.

¡Las locas! Estamos en el lugar espeluznante de aquel Limbo enmascarado de mundo. Los hombres inspiran lástima y terror; las hijas de Eva inspiran sentimientos de difícil determinación. Su locura es, por lo general, más pacífica que en nosotros, excepto en ciertos casos patológicos exclusivamente propios de su sexo.

Le decir claramente: No seáis locas... que va a venir. Presentación, la más pequeña de las dos hermanas, estaba en medio de la pieza. ¿Creerán ustedes que rezando, cosiendo u ocupada en algún otro grave menester? Nada de eso, pues no estaba sino bailando, , señores, bailando. ¡Y qué zorongo, qué zapateado tan hechicero!

Mama Salomé, reina de mojiganga o de mentirijillas, no se parecía a los soberanos de verdad, que cuando sus vasallos los echan del trono poco menos que a puntapiés, se van orondos a comer el pan del extranjero y engordan que es una maravilla, y hablan a tontas y locas de que Dios consiente, pero no para siempre, y que como hay viñas, han de volver a empuñar el pandero.

¡Cómo! ¿qué es lo que no impide?... ¡Usted es mi amigo, usted es el amigo de mi familia! ¡Vea a las señoras, están locas por usted!... ¡Eh! no tengas reparo, Yolanda... hazle ojitos, hija mía... ¿crees que no te estoy viendo, mocosa? Ella no se sonrojó, no se turbó siquiera. Lo único que hizo fue levantar un poco sus manos juntas en dirección a .

Era un buen ejemplar de aquella juventud ociosa, dueña de todo el país. Apenas habían llegado los dos paseantes a las primeras casas de Jerez, cuando el carruaje de Dupont, rodando vertiginosamente a impulsos de las briosas bestias, que corrían como locas, estaba ya en Matanzuela.

21 Así que, el que se limpiare de estas cosas, será vaso para honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado para toda buena obra. 23 Pero las cuestiones locas y sin sabiduría, desecha, sabiendo que engendran contiendas. 24 Que el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, apto para enseñar, sufrido;

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