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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Su rasgo fue tan espontáneo, su dolor tan verdadero, tan profundo su olvido de todo lo que la rodeaba, que mi corazón se oprimió de dolor y los ojos de algunos se llenaron de lágrimas. La criada y los amigos se esforzaban por levantarla y llevársela; pero ella se agarraba al ataúd con sus manitas crispadas, y el tiempo urgía.
«Lo mismo que mis padres hicieron conmigo: me llenaron de cosas limpias... me pusieron dentro ideas sanas y generosas... ¡me pusieron lo único que tienen!... y me prepararon para un viaje de buenas intenciones... »¡Y qué diablos!
Y los hermosos ojos de la reina se llenaron de lágrimas. Por estas cartas hubiera yo dado mi vida añadió . Y dime, Clara, al saber que yo ansiaba tanto tener esas cartas, ¿no has sospechado de mí?
El resultado le satisfizo: la muchacha se estremeció de miedo, y sus ojos se llenaron de angustia. «¡Vamos, pequeña! pensaba, triunfante, Krilov . Parece que huirías de buena gana; pero ¿cómo? ¡Magnífico! ¡Espera, que aun hay más!» Se iba interesando en el juego, encontrando en él un placer.
En aquel momento la voz de Hullin volvió a temblar; sus ojos se llenaron de lágrimas, y continuó: Resistimos hasta las dos; yo veía a los valientes muchachos caer al grito de «¡Viva Francia!» Al principio de la acción había mandado un aviso a Piorette, que llegó a paso de carga con cincuenta hombres escogidos. ¡Era ya tarde!
27 Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual honra toda el Asia y el mundo. 28 Oídas estas cosas, se llenaron de ira, y dieron alarido diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
Del "Spoliarium" a mujer llorosa, Y de "Las Vírgenes" a voz que gime En cristiana actitud de fé radiosa, Cuando pinta con vívida hermosura La expresión de simbólica pintura En un brindis genial "A los pintores" Que a la patria llenaron de esplendores.
El estrépito de los cascos del animal sobre las piedras, sus graciosos movimientos, la hermosa figura del jinete llenaron la plaza de repente de vida y alegría, y la Regenta sintió un soplo de frescura en el alma. ¡Qué a tiempo aparecía el galán! Algo sospechó él de tal oportunidad al ver en los ojos y en los labios de Ana, dulce, franca y persistente sonrisa.
43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los religiosos prosélitos siguieron a Pablo y a Bernabé; los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en la gracia de Dios. 44 Y el sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad a oír la Palabra de Dios. 45 Pero los judíos, vista la multitud, se llenaron de celo, y se oponían a lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
Pero cuando volvió el rostro para mirar una vez más hácia su casa, la casa donde se habían evaporado sus últimos ensueños de niña y se dibujaron sus primeras ilusiones de joven; cuando la vió triste, solitaria, abandonada, con las ventanas á medio cerrar, vacías y oscuras como los ojos de un muerto; cuando oyó el debil ruido de los cañaverales y los vió balancearse al impulso del fresco viento de la mañana como diciéndole «adios», entonces su vivacidad se disipó, detúvose, sus ojos se llenaron de lágrimas y dejándose caer sentada sobre un tronco que había caido junto al camino, lloró desconsoladamente.
Palabra del Dia
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