Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de julio de 2025


Sábese que compuso una comedia titulada La casa confusa, que se representó en el palacio del duque de Lerma, con asistencia de Felipe III. La afición de escribir para el teatro fué tan general, que algunos autores que habían mostrado su talento en otros géneros literarios, quisieron ensayarse también en el de la poesía dramática.

Y le ha tenido con razón dijo con acento lleno y majestuoso la reina ; le ha tenido y debe tenerlo; se ha atrevido á sus reyes y se atreve; Lerma caerá... caerá... y yo pisaré su soberbia, yo que me he visto indignamente pisada por él. ¿Y sabéis, sabéis á quién se debe todo este cambio?... ¡A Dios! dijo con una profunda fe el padre Aliaga.

Por el contrario, sois el único hombre á quien he amado, el que ha encontrado mi corazón virgen... pero por lo mismo, porque sólo mi corazón estaba puro, os amo con pureza... por eso yo, querida del duque de Lerma, querida de don Rodrigo Calderón, mujer perdida, no quiero arrastraros hasta el fango donde está mi cuerpo; os doy mi alma, mi alma entera y nada más; ¿qué me importa que seáis casado? ¿Qué me importa que no me améis si yo os amo?

El duque, en su sed de oro, se dejará deslumbrar por este negocio en grande, y aun el mismo rey no encontrará de más algunos millones de maravedises para remendar su ropilla. Dicen que Lerma tiene hechizado al rey. Hechizad vos al duque. El mejor hechizo para su excelencia es el oro. Conque apretad, apretad, que urge: que si hemos de esperar á que el príncipe sea rey, larga fecha tenemos.

Había visto otras playas; veía otras montañas; tenía á mis pies un amante joven, hermoso, que me trataba con el mayor respeto. Mis vestidos eran ricos; sentía perlas en mi cuello, y cuando me miraba en el espejo, veía que mi cuello era más nacarado que las perlas. Y no me acordaba de mis padres. Amaba la vida en que entraba, y me moriría por don Hugo. ¡Le amábais! dijo el duque de Lerma.

Luego adelantó, se sentó junto al brasero, y se puso á mirar de hito en hito á Dorotea. ¡Qué hermosa y qué engalanada estás, hija mía! la dijo ; de seguro no esperas al duque de Lerma. Para él no te atavías tanto. Este es el traje que he sacado en la comedia, y por cansancio no me lo he quitado todavía. No, no es eso; el duque te ha puesto hermosa para otro. ¡Ah! puede ser.

Saboreando estaba su contento, cuando un ayuda de cámara abrió la puerta y dijo respetuosamente: Señor, el cocinero mayor de su majestad, solicita hablar á vuecencia. Lerma mandó entrar á Montiño.

Montiño desechó este pensamiento como había desechado el anterior. Pero se puso en busca de otro medio de vengarse. Quevedo se presentó á su imaginación; Quevedo, capaz de plantar una estocada al mismo diablo; Quevedo, enemigo de Lerma, y de Calderón no muy amigo, según las palabras que el mismo Montiño recordaba haberle oído en la hostería del Ciervo Azul, del sargento mayor, don Juan de Guzmán.

Hay quien dice que hubiera sido capaz de llevarme de la mano y de noche, á obscuras, al cuarto del príncipe don Felipe, solo por heredar á mi padre en el favor del rey, como ha sido capaz de llevar al príncipe don Felipe á los brazos de una aventurera. El padre de la condesa de Lemos era el duque de Lerma. ¿Pero quién se atreve á decir eso?

Por último, ¿mi tío no volverá probablemente? dijo el joven. No volverá, caballero dijo otro de los oficiales , porque me han encargado que sirva la cena de su majestad. ¿Y dónde vive el duque de Lerma? ¡Toma! exclamó un pinche como escandalizado . En su casa; es menester venir de las Indias para no saber dónde vive el duque.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando