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Actualizado: 18 de junio de 2025


No puedo serlo; jamás, nunca lo fui... tengo un amante que me adora sin fin, y yo le adoro, que no puedo olvidar sólo un instante. Y con eternos vínculos el crimen a su suerte me unió... nudo funesto, nudo de maldición que allá en su trono enojado maldice un Dios terrible. LEONOR y MANRIQUE LEONOR. ¡Manrique! ¿Eres ? MANRIQUE. , Leonor querida. LEONOR. ¿Qué tienes? MANRIQUE. Yo no ...

En el primer instante, doña Andrea se sintió caer al suelo, y, sin palabras, se quedó mirando a la directora fijamente, como a una enemiga. De pensarlo no más, ya le pareció que le habían sacado el corazón del pecho. Balbuceó las gracias. La directora entendió que aceptaba. Leonor, doña Andrea, está destinada por su hermosura a llamar la atención de una manera extraordinaria.

Pues por dos razones... La segunda, porque no querrías ir... Y la primera, porque María Villasis no querría que yo fuese dijo la Mazacán echándose a reír con todo su desparpajo. Justo replicó Currita . Lo mismo, lo mismo que don Simplicio Bobadilla Majaderano y Cabeza de Buey: «Puesto que Leonor renuncia a mi mano, renuncio a la mano de Leonor...».

Cerca de su tumba en una pequeña lápida se lée un epitáfio que dice: Aquí yace la noble señora D.ª Leonor Bocanegra, nieta del adelantado D. Alonso Fernandez, señor de la casa de Montemayor. Habia en esta capilla fundadas doce capellanías, y era su patrono el conde de Alcaudete, de cuyo estado fué tambien fundador el famoso adelantado.

Descontento Abdallah con tal contratiempo, persiste, sin embargo, en su propósito de poseer á la bella Leonor, y acude con tal propósito al rey Mauregato. Este, que es enemigo de Nuño, se apresta á acceder á sus deseos; la casa de Nuño, en Simancas, es cercada por hombres armados, y sus hijas, con otras cinco señoras de la ciudad, se reservan para entregarlas á los moros.

No encones más mi endurecida llaga; si aún amas a Leonor, huye, te ruego; libértame de ti. MANRIQUE. ¡Que huya me dices!... ¡Yo, que que me amas! LEONOR. No, no creas... no puedo amarte yo... si te lo he dicho, si perjuro mi labio te engañaba, ¿lo pudiste creer?... Yo lo decía, pero mi corazón... te idolatraba. MANRIQUE. ¡Encanto celestial! Tanta ventura puedo apenas creer.

MANRIQUE. Si fuera verdad, mi vida y mil vidas que tuviera, ángel hermoso, te diera. LEONOR. ¿No te soy aborrecida? MANRIQUE. ¿, Leonor? ¿Pues por quién así en Zaragoza entrara, por quién la muerte arrostrara sino por ti, por mi bien? ¿Aborrecerte! ¿Quién pudo aborrecerte, Leonor? LEONOR. ¿No dudas ya de mi amor, Manrique? MANRIQUE. No, ya no dudo. Ni así pudiera vivir; me amas, ¿es verdad?

Don Manuel, antes de la llegada de Doña María, ha contraído relaciones amorosas con Doña Leonor, hija del Gobernador.

El Convento de Monjas Claras, de arriba, fundado por los Reyes de Aragón D. Pedro IV, y D.ª Leonor en 1367; tiene una Iglesia de tres naves, en donde se ven algunos frescos de Vicente Vidal: su titular es Santa Catalina Martir, cuya imagen se halla en el lienzo del altar mayor: todo el edificio revela la antigüedad y magnificencia de sus reales fundadores.

Floripond, dijo que había visto a Iselda poner la caja de lápices en la bolsa de Leonor.

Palabra del Dia

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