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Actualizado: 29 de septiembre de 2025


Tenía don Eleazar un cuerpo de oso y una cabeza de leona mansa; su cutis fino y terso, a pesar de sus setenta años largos, daba a su rostro cierta capa de venerable distinción y de majestuosa ancianidad que imponían a primera vista.

En Cabo Verde y en Sierra Leona llegaban las gentes a la más extrema negrura y las tierras parecían quemadas.

Aguántate por ahora, Polidura, que con mi Juliana no se juega: le tengo más miedo que a una leona con hambre... Y cuéntame, ¿qué has hecho hoy?... ¡Ah! ya no me acordaba: mi madre quiere comprar una araña... ¡Una araña! , hombre, o lámpara colgante para el comedor. Me ha dicho si sabemos de alguna buena y vistosa, de lance...

2 Y dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros. 3 E hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a prender presa, y a devorar hombres. 4 Y los gentiles oyeron de él; fue tomado con el lazo de ellos, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto.

Venga el ganao y venga ello gordo, que lo demás importa dos bisanes. No, pus lo que es gordo, por decir gordo, ya viene gordo añade otro convecino que no tiene la mayor facilidad para expresar lo poquísimo que se le alcanza. No digo yo otro tanto le replica un espectador de enfrente; ahí va la mi Leona, que paez que la han chupao las brujas.

622 Me hinqué también a su lado a dar gracias a mi Santo; en su dolor y quebranto ella, a la Madre de Dios, le pide en su triste llanto que nos ampare a los dos. 623 Se alzó con pausa de leona cuando acabó de implorar, y, sin dejar de llorar, envolvió en uno trapitos los pedazos de su hijito, que yo le ayudé a juntar.

Alza la frente que abatió la pena; Sacude el huracán de tu melena; Llene el viento el clangor de tus rugidos... Despierta, hermosa leona castellana, Que tus huestes tocando están a diana, Con los aceros hacia a rendidos.

Según los historiadores, cuando regresó el rey René de Anjou de su desventurada expedición de Nápoles en 1442 entre los obsequios que recibió al detenerse en Florencia, fué el de una leona que estimó mucho, porque era, aficionado á las bestias raras .

Acerca de todo esto, don José Echegaray podría referirnos muchos y muy curiosos lances, especialmente si recordase el estreno de La escalinata de un trono, drama que la trágica María Guerrero, bella, soberbia, irresistible, defendió como una leona. Pero tan hermoso espíritu de solidaridad y sacrificio sólo late perenne en las relaciones de los actores para con el autor.

Fulguraban sus ojos como dos puñales; relucían como dos soles. El vicario callaba y la miraba casi con terror. Ella recorrió la sala a grandes pasos. No parecía ya tímida gacela, sino iracunda leona.

Palabra del Dia

passaro

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