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Actualizado: 7 de julio de 2025


Busca otra región más pura; que mi patria te promete por laureles el grillete por templo cárcel obscura. Que si es infame e impío oprimir a la verdad, ¿No fuera en desvarío detenerte al lado mío privada de libertad? Y ¿a qué cantar, cuando llama a serio estudio el Destino, cuando la tempestad brama, cuando a sus hijos reclama ronco el pueblo filipino?

Aquella hazaña de Morsamor contuvo el ímpetu de las gentes del rey de Achin y prestó bríos y dio tiempo a los portugueses para que se reembarcasen, si bien con lamentable pérdida, no completamente derrotados. De vuelta Morsamor a Goa para reposar sobre sus laureles, se complació en ver cundir su fama y crecer el número de sus admiradores, convertidos muchos de ellos en parciales devotos.

Ellos fueron virreyes, generales, cardenales y hasta reyes y santos; conquistaron tierras para su patria, laureles para sus sienes y almas para el cielo. En nuestros tiempos tu acción será forzosamente más reducida y simple. Tu vida, pura y retirada, no sólo será ejemplo de verdaderos hidalgos, sino también muda protesta contra estos tiempos corrompidos y vulgares.

Facundo, porque así lo llamaron largo tiempo los pueblos del interior, el general don Facundo Quiroga, el excelentísimo brigadier general don Juan Facundo Quiroga, todo eso vino después, cuando la sociedad lo recibió en su seno y la victoria lo hubo coronado de laureles; Facundo, pues, era de estatura baja y fornido; sus anchas espaldas sostenían sobre un cuello corto una cabeza bien formada, cubierta de pelo espesísimo, negro y ensortijado.

Si se entusiasmaba hablando de sus marchitos laureles, abría las arcas, abría los armarios, y seda, galones y plumas, abalorios y cintajos en mezcla de colores chillones saltaban a la alfombra, y en aquel mar de recuerdos de trapo perdía la cabeza Quintanar.

Así es que los sabios y gente de profesión de Smith's-Pocket se reunieron para sancionar aquella tradicional costumbre de poner a los niños en violenta situación y de atormentarles como a los testigos delante del Tribunal. Como de costumbre, los más audaces y serenos fueron los que lograron obtener los honores del triunfo y ver coronada su frente con los laureles de la victoria.

No hay que jugar con la justicia, que no tiene nada de benévola. Con ella no hay laureles artísticos que valgan. Esos hombres togados te condenarán duramente si te dejas coger. Óyeme con buen sentido solamente un cuarto de hora y después eres libre de hacer lo que quieras. ¿Está convenido, verdad?

Daos prisa más bien a imaginaros lo que no digo de la voluptuosidad y belleza de las mujeres que nacen bajo un cielo de fuego, y que, desfallecidas, van a la siesta a reclinarse muellemente bajo la sombra de los mirtos y laureles, a dormirse embriagadas por las esencias que ahogan al que no está habituado a aquella atmósfera.

No; es instinto, es gala de gaucho; la infantería deshonraría el triunfo cuyos laureles debe coger desde a caballo. Paz es, por el contrario, el hijo legítimo de la ciudad, el representante más cumplido del poder de los pueblos civilizados.

Retardo mi viaje veinticuatro horas para estrechar la mano a Máximo de Cosmes, que llega mañana con todos los laureles de Bélgica. Nada de eso, señora. Soy muy amigo de Máximo, y además, tengo que pedirle un servicio... Quiero poner en sus manos un depósito que, para , tiene importancia, pues son mis papeles más preciosos. ¿A él? exclamó Luciana. ¿Por qué a él?

Palabra del Dia

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