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Actualizado: 7 de julio de 2025


Francia tiene más que hacer y ve más porvenir en Tonkin y en la China, además de que el espíritu francés no brilla por su afán colonizador; Francia ama la gloria, pero la gloria y los laureles que crecen en los campos de batalla de Europa: el eco de los campos de batalla del Extremo Oriente no satisface mucho su sed de renombre, porque llega muy amortiguado.

La vegetación era la misma da los paisajes griegos: laureles, cipreses y rosales, como en los idilios de los poetas helénicos.

Salen a un tiempo por dos puertas ABINDARRÁEZ y JARIFA. Sin verse. ABIND. Verdes y hermosas plantas, Que el sol con rayos de oro y ojos tristes Ha visto veces tantas Cuantas ha que de un alma el cuerpo fuistes; Laureles, que tuvistes Hermosura y dureza: Si no es el alma agora Como fué la corteza, Enternézcaos de un hombre la tristeza, Que un imposible adora.

Ya verás cómo Zorrilla se muere de hambre, sin que le valgan glorias ni laureles, sin que los favores de príncipes y reyes le hayan sacado de pobre. ¡Ya lo que vas a responderme! ¿Que eso de casarse por interés te parece indigno de un caballero? ¡Escrúpulos pueriles! Ya procederás de modo que tu buen nombre salga ileso. ¿Qué Gabriela no te ama? Espera».

En el valle que forman los dos rios de Jujuy y Tarija, hay de S á N, 80 leguas de latitud, y de longitud 28, y en este sitio hay famosas maderas de cedros, pacaráes, nogales, laureles, lapachos, quina-quina y otras mas. En las márgenes del Bermejo y sus campos se hallan vinales, palo santo, algarrobos y palmas.

Su mayor empeño es acabar con el cristianismo y restablecer el culto de los dioses. Antes quiere que reverdezcan con más vigor que nunca los laureles del imperio romano. Con poderoso ejército ha ido contra Ctesifon, ha pasado el Tigris y ha alcanzado una gran victoria sobre las huestes de Sapor, el Rey Sasanida.

Es verdad, sobre todo los domingos, en que viene tanta gente repuso la vecina con voz suave, dulcísima, como las notas de una flauta sonando en un bosque de laureles y mirtos. ¡Eso es! se apresuró a exclamar Mario, vivamente impresionado por esta profunda observación.

Conceden sus críticos censores que él, en su juventud, hizo brillantes conquistas y cautivó no pocos corazones indómitos y soberbios, pero añaden que hace ya más de veinte años que debe el Barón recogerse a buen vivir y reposarse sobre sus laureles. Mucho disto yo de seguir semejante parecer. Desde que conocí al Barón, trece o catorce años ha, he opinado lo contrario.

Mañana, cuando llegues, afanosa, con tus frescos laureles, a las cumbres, te abrazará una patria venturosa, ante una aurora de gloriosas lumbres... Te rendirán la vida y el misterio, del porvenir los prados ideales, y las musas, en todo el hemisferio, te cantarán con trovas inmortales.

Un poco mas arriba dos islillos Estan, nombrados islas de las Flores, Y habiendo treinta leguas caminado, Al puerto San Gabriel hemos llegado. Siete islas hay en él, altas, graciosas, Un poco de la tierra desviadas, De palmas y laureles muy copiosas, Estan aquestas islas bien pobladas. Aquí llegan las naves poderosas, Como salen de España despachadas.

Palabra del Dia

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