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Actualizado: 8 de junio de 2025
No hallamos en la mezquita rastro alguno del arte musulman en todo el tiempo trascurrido desde D. Sancho hasta Enrique II. Los artífices de la secta vencida se emplean solo en trabajos de mera conservacion, y si toman alguna parte en la construccion de las capillas que van paulatinamente cubriendo por el interior los cuatro muros de esta famosa ciudadela del Islam, debe creerse que lo hacen mas como obreros subordinados á los arquitectos cristianos, que como artistas dueños de su pensamiento.
»La Iglesia y el Islam se miran frente á frente como el leon y el tigre despues de la primera embestida: dos barreras que antes los separaban ceden ya al poder de Allah clemente y misericordioso: en las montañas de Afranc deja el tigre cauteloso la presa por la vuelta : en la ciudad de Constantino devoran las hogueras los monasterios, los monges y los ídolos, y á los golpes del martillo Isáurico se va desmoronando Santa Sofía .
Estas gentes daban en sus escritos, no el retrato fiel de los pasados siglos, sino su peculiar y mezquino modo de ver y apreciar las grandes acciones de los califas, sultanes y héroes, gloria y prez del Islám. ¡Alah le sea agradable a todos!
Los historiadores de aquel tiempo, los oradores y poetas, agotaron los raudales de su elocuencia describiendo aquellas maravillas. Cuantos forasteros las visitaban en los dias de Al-hakem, cuando ya la nueva ciudad habia llegado á su apogeo, confesaban no haber otras semejantes en los vastos dominios del Islam.
Decapitaste á poco á Mohammad, tu nuevo rey; pero cuando habia entregado ya á Fernando III de Castilla la vecina Andújar y esa misma Baeza de que se habia hecho soberano, ¡Ay! ¡que se va acercando la hora de tu completa ruina! Ciudad de las ciudades musulmanas, Damasco del Occidente, segundo templo del Islam, vas á morir: el espíritu del Profeta va á abandonar para siempre tus mezquitas.
Imitando sus cualidades bélicas, hace temido su nombre entre los enemigos del Islam, y siguiendo su acertada administracion prepara para los postreros años de su vida un reinado de paz y de esplendor.
»Levantemos la Caaba del Occidente en el solar mismo de un templo cristiano que tengamos que derruir, para que caiga la Cruz entre escombros y sobre su polvo descuelle el Islam radiante. »Ostentará la gran mezquita todas las galas del mediodia y del Oriente: su arquitectura será un espléndido compuesto de todos los estilos, para que en ella puedan leer los venideros todas nuestras conquistas.
Si consiguieses dar aliento y ayuda a los brahmanes, vencer con ellos el Islam y restablecer en toda su amplitud el influjo y el imperio de casta tan inteligente, no lo dudes, los brahmanes, agradecidos, te reconocerían por nuevo y resplandeciente avatar y harían que por tan alto carácter, todos los indios te reverenciasen y temiesen.
Cristianos y muslimes parecen olvidados de sus respectivos destinos: malgastan aquellos en sus discordias intestinas el fecundo calor que solo debian emplear en la santa empresa de la reconquista, y embotan en luchas fratricidas el noble sentimiento de religion y patriotismo que inspiró á sus mayores la generosa protesta de Covadonga; los mahometanos por su parte desperdician tambien en interminables guerras de partidos la energía que comunicaba antes á sus corazones el precepto de la guerra santa, y ocupados en sofocar sediciones, celebran paces cuando á sus reyes conviene con los enemigos del Islam.
Ya no habrá quien vos riegue la vega, ni quien enseñoree el arado, ni quien sepa sembrar y recoger, ni quien os adobe olores finos. El torno, ¿quién sabrá manejallo? ¡Oh!, los de Islam, estáis con las manos agrillonadas; pero la sufrencia es buena ventura. ¡Sabed que el paraíso es prometido a los sufrientes y serán honrados en gradas altas y aventajadas!
Palabra del Dia
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