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Actualizado: 13 de junio de 2025


¡Calumnias, señora! contestó Manos Duras, mirándola fijamente . Pero si usted me lo pide, haré cuantas muertes quiera. Elena se mostró complacida por esta respuesta, y dijo, mirando á Canterac: ¡Qué hombre tan galante... á su modo! No me negará usted que es grato oir tales ofrecimientos. Pero el ingeniero parecía cada vez más irritado por este diálogo familiar de Elena y el cuatrero.

Huberto, irritado por aquella salida, dijo bruscamente: Señorita, si bailar con usted es un impuesto que usted establece sobre sus huéspedes, no tengo más que dejarme ejecutar, pero siempre contando con que la señorita de Chanzelles que ha aceptado mi invitación, quiera desligarme de mi compromiso.

Y con saberlo el Conde, sabría su delito y su oprobio, y se presentaría como juez severo e irritado, y con una sola palabra de desprecio la mataría. La Condesa, atormentada por su conciencia a par que anonadada por el miedo que tenía al Conde, deseaba la muerte para descansar, y sin embargo, ansiaba vivir, y singularmente sobrevivir a su marido.

Aresti pareció irritado por la calma serena con que su primo hablaba de la libertad. Yo también creo lo mismo exclamó; pero en un país como ese de que hablas, que apenas si ha conocido la intolerancia religiosa y la persecución por delitos de conciencia. Además, hay allí creencias diversas, y unas á otras se equilibran, amortiguando los efectos.

Armó el fusil e hizo fuego; pero los piratas respondieron con una granizada de flechas, sin descubrirse. Sólo algunas llegaron, ya sin fuerza, hasta la casa; las otras se quedaron a medio camino. No se mueven, Van-Horn dijo el joven, irritado. Ya lo veo, señor Cornelio. Saben que somos diestros tiradores, y huyen de nuestras balas; así que en vez de desperdiciarlas, creo que debemos almorzar.

¡Jesús, cuántas cosas sabe Isidorito de las pobres mujeres! exclamó la señorita de Mory en tono entre irritado y burlón.

El padre Aliaga echó violentamente hacia atrás su pesado sillón, se levantó y se puso á pasear irritado á lo largo de su celda.

Á un hombre de más edad y experiencia que Roger le hubieran sorprendido, é irritado quizás, sus réplicas, las súbitas alteraciones de su carácter, la prontitud con que se ofendía algunas veces y las lágrimas y protestas con que se sometía otras á las indicaciones de su maestro.

Traía hambre y estaba de muy mal humor. El retraso de la comida le soliviantó, y al enterarse del motivo de aquellas alteraciones preguntó irritado: Y ¿a qué viene ese? Doña Rebeca le contestó con autoritario tono: Viene a casa de su madre; hace seis años que no le veo, tiene tanto derecho como a vivir conmigo.

Hizo aquí una pausa larga el irritado señor de Rivera, y dijo después en tono perentorio, saliendo del comedor: ¡Que no te vuelva a ver esas patillas! Enrique recibió la reprensión de malísimo talante, con los codos apoyados en la mesa y la cabeza metida entre las manos en señal de protesta.

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irrascible

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