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Actualizado: 14 de junio de 2025
Y pesábale que su padre mostraba estar tan mal con él que le quisiese matar é procurar la muerte, viendo él en sí que no le habia dado causa para que dél hobiese enojo é dél tuviese malquerencia, sino que ántes procuraba y habia procurado hacerle todo servicio, y hacerle todo placer y contentamiento; y como conociese que el enojo y pasion que dél tenia era por invidia de ver quel escedia á todos sus hermanos, tenia algun tanto de pasion por ello.
lo cual hace el autor mezclando las veras a las burlas, lo dulce a lo provechoso y lo moral a lo faceto, disimulando en el cebo del donaire el anzuelo de la reprehensión, y cumpliendo con el acertado asunto en que pretende la expulsión de los libros de caballerías, pues con su buena diligencia mañosamente alimpiando de su contagiosa dolencia a estos reinos, es obra muy digna de su grande ingenio, honra y lustre de nuestra nación, admiración y invidia de las estrañas.
Así lo hizo JUAN CLERICO en muchas impugnaciones que hace de los Santos Padres, y señaladamente en la Disertacion de argumento theologico ab invidia ducto, puesta al fin de su Lógica en el tomo primero de sus obras filosóficas de la edicion de Amsterdam de 1722.
He sentido también que me llame invidioso, y que, como a ignorante, me describa qué cosa sea la invidia; que, en realidad de verdad, de dos que hay, yo no conozco sino a la santa, a la noble y bien intencionada; y, siendo esto así, como lo es, no tengo yo de perseguir a ningún sacerdote, y más si tiene por añadidura ser familiar del Santo Oficio; y si él lo dijo por quien parece que lo dijo, engañóse de todo en todo: que del tal adoro el ingenio, admiro las obras y la ocupación continua y virtuosa.
-Estemos a razón, Sancho -replicó don Quijote-. Ven acá: ¿en qué consideración puede caber que el bachiller Sansón Carrasco viniese como caballero andante, armado de armas ofensivas y defensivas, a pelear conmigo? ¿He sido yo su enemigo por ventura? ¿Hele dado yo jamás ocasión para tenerme ojeriza? ¿Soy yo su rival, o hace él profesión de las armas, para tener invidia a la fama que yo por ellas he ganado?
Un príncipe conozco yo que puede suplir la falta de los demás, con tantas ventajas que, si me atreviere a decirlas, quizá despertara la invidia en más de cuatro generosos pechos; pero quédese esto aquí para otro tiempo más cómodo, y vamos a buscar adonde recogernos esta noche.
Riña vuesa merced a su hijo si hiciere sátiras que perjudiquen las honras ajenas, y castíguele, y rómpaselas, pero si hiciere sermones al modo de Horacio, donde reprehenda los vicios en general, como tan elegantemente él lo hizo, alábele: porque lícito es al poeta escribir contra la invidia, y decir en sus versos mal de los invidiosos, y así de los otros vicios, con que no señale persona alguna; pero hay poetas que, a trueco de decir una malicia, se pondrán a peligro que los destierren a las islas de Ponto.
¡María Santísima! Todavía no me había yo enterado de lo bonita que soy. Donzellas tudas, invidia de ti tenier ellas... Hiciéronte manos Dios con regocijación. Loan ti ángeles con cítara. ¡San Antonio bendito!... Si quieres que te crea todas esas cosas, me has de hacer un favor: comer lo que te traigo. Después que tengas llena la barriga hablaremos, pues ahora no estás en tus cabales».
Como cuestan tan poco estudio, hazen muchos muchas, sobrando siempre animo para mas, á los mas timidos. Alli como gozques gruñen por invidia, ladran por odio, y muerden por venganza. Todo charla, paja todo, sin nervio, sin ciencia ni erudicion. Sean los escritos hidalgos; esto es, de mas calidad que cantidad, que no consiste la opinion de sabio en lo mucho, sino en lo bueno.
Fue creciendo la edad, y acordó el padre de Quiteria de estorbar a Basilio la ordinaria entrada que en su casa tenía; y, por quitarse de andar receloso y lleno de sospechas, ordenó de casar a su hija con el rico Camacho, no pareciéndole ser bien casarla con Basilio, que no tenía tantos bienes de fortuna como de naturaleza; pues si va a decir las verdades sin invidia, él es el más ágil mancebo que conocemos: gran tirador de barra, luchador estremado y gran jugador de pelota; corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamento; canta como una calandria, y toca una guitarra, que la hace hablar, y, sobre todo, juega una espada como el más pintado.
Palabra del Dia
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