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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Quando llegué vencido en esta tierra Tan nombrada en el mundo, que en su seno Tanto pirata encubre, acoge y cierra, No pude al llanto detener el freno: Que á pesar mio, sin saber lo que era, Me vi el marchito rostro de agua lleno, Ofreciendo á mis ojos la rivera, Y el monte, donde el grande Carlos tuvo Levantada en el ayre su bandera, Y el mar que tanto esfuerzo no sostuvo, Pues movido de invidia de su gloria, Airado entonces mas que nunca estuvo; Y estas cosas moviendo en mi memoria, Las lagrimas truxeron á los ojos, Forzadas de desgracia tan notoria.
El duque, mi señor y marido, aunque no es de los andantes, no por eso deja de ser caballero, y así, cumplirá la palabra de la prometida ínsula, a pesar de la invidia y de la malicia del mundo. Esté Sancho de buen ánimo, que cuando menos lo piense se verá sentado en la silla de su ínsula y en la de su estado, y empuñará su gobierno, que con otro de brocado de tres altos lo deseche.
-Es, pues, el caso, señor -prosiguió el labrador-, que yo, por la misericordia de Dios, soy casado en paz y en haz de la Santa Iglesia Católica Romana; tengo dos hijos estudiantes que el menor estudia para bachiller y el mayor para licenciado; soy viudo, porque se murió mi mujer, o, por mejor decir, me la mató un mal médico, que la purgó estando preñada, y si Dios fuera servido que saliera a luz el parto, y fuera hijo, yo le pusiere a estudiar para doctor, porque no tuviera invidia a sus hermanos el bachiller y el licenciado.
-Calla, Sancho -respondió don Quijote con voz no muy desmayada-; calla, digo, y no digas blasfemias contra aquella encantada señora, que de su desgracia y desventura yo solo tengo la culpa: de la invidia que me tienen los malos ha nacido su mala andanza. -Así lo digo yo -respondió Sancho-: quien la vido y la vee ahora, ¿cuál es el corazón que no llora?
Cuando la fragata de Malta llegó, la más de la gente estaba embarcada; y como se entendió nueva cierta quel armada turquesca teníamos tan cerca, los que hasta allí se burlaban de las nuevas pasadas, diciendo que eran cosas fingidas con invidia, para poner miedo, porque dejase de dar fin á una cosa tan principal como la que se hacía, conosciendo su error y mal gobierno, andaban como fuera de sí, caminando de una parte á otra sin hablarse unos con otros, ni publicar la nueva, ni dar expediente á lo que en semejantes casos suelen hacer los prudentes.
A cuya sombra excelentísima la invidia me mirará ociosa, la emulación muda, y desairada la competencia; que con estas seguridades no naufragará esta novela y podrá andar con su cara descubierta por el mundo. Guarde Dios a V.E., como sus criados deseamos y hemos menester. Criado de V.E., que sus pies besa, LUIS V
Es uno, que valdrá por mil soldados, Quando á la estraña y nunca vista empresa Fueren los escogidos y llamados: Digo que es DON FRANCISCO, el que profesa Las armas y las letras con tal nombre, Que por su igual Apolo le confiesa. Es DE CALATAYUD su sobrenombre. Con esto queda dicho todo quanto Puedo decir con que á la invidia asombre.
Pero, con todo eso, nos daría gran gusto el señor don Quijote si nos la pintase; que a buen seguro que, aunque sea en rasguño y bosquejo, que ella salga tal, que la tengan invidia las más hermosas.
Qué invidia, y qué temor, España amada, Te tendrán las naciones estrangeras, En quien tu teñirás tu aguda espada, Y tenderás triunfando tus banderas! Sirvate esto de alivio en la pesada Ocasion, por quien lloras tan de veras, Pues no puede faltar lo que ordenado Ya tiene de Numancia el duro hado. ESPA
Apenas la blanca aurora había dado lugar a que el luciente Febo, con el ardor de sus calientes rayos, las líquidas perlas de sus cabellos de oro enjugase, cuando don Quijote, sacudiendo la pereza de sus miembros, se puso en pie y llamó a su escudero Sancho, que aún todavía roncaba; lo cual visto por don Quijote, antes que le despertase, le dijo: ¡Oh tú, bienaventurado sobre cuantos viven sobre la haz de la tierra, pues sin tener invidia ni ser invidiado, duermes con sosegado espíritu, ni te persiguen encantadores, ni sobresaltan encantamentos!
Palabra del Dia
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