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Actualizado: 29 de junio de 2025
Son interlocutores un ángel, un diablo, un hidalgo, un logrero, un inocente llamado Juan, un fraile, una moza llamada Floriana, un zapatero, una alcahueta, un judío, un corregidor, un abogado, un ahorcado por ladrón, cuatro caballeros que murieron en la guerra contra moros, el barquero Carón. Fué impreso en Burgos en casa de Juan de Junta, á veinte y cinco días del mes de enero, año de 1539.
Jamas una conversacion se reproduce entre los mismos interlocutores, cualquiera que sea la composicion de los grupos en las cincuenta ó cien mesas de cada café. En unos no hay mas que hombres; en otros se reunen los dos sexos; aquí son escritores, allá negociantes; en este todos son jóvenes; en aquel se confunden todas las edades.
I de Nadie fíe su secreto, comedia anterior al año 1651, hizo decir a dos de sus interlocutores: «D. ARIAS. Aquí la doncella vive.... LÁZARO. Ni la oigas ni la veas, señor, hasta que se haga; que son como las comedias: sin saber si es buena o mala, ochocientos reales cuesta la primera vez; mas luego dan por un real ochocientas.
En tal estado, sin aislarse lo dramático propiamente dicho de lo lírico y épico, existe el drama griego en tiempo de Thespis, reconocido generalmente como el inventor de la tragedia . Sólo cuando la narración se convirtió en diálogo y acción; sólo cuando los interlocutores comenzaron á representar diversos personajes, se desarrolló el drama clara y distintamente.
Hay un hombre que ha hablado á V. de todo eso. No lo negaré, ya que te empeñas en que lo declare. Ese hombre es el Comendador Mendoza. Es el Comendador Mendoza repitió el fraile. Tal declaración, aunque harto prevista, dejó silenciosos y como en honda meditación á ambos interlocutores durante un largo minuto, que les pareció un siglo.
Baltasar juró y perjuró que su amor era de la más probada y acendrada pureza, y que sólo limpios e hidalgos propósitos cabían en él; y en el calor de la discusión, los dos interlocutores se volvieron a hallar sentados en el parapeto, y la mano antes esquiva se mostró más tratable, consintiendo que la prendiesen dos manos ajenas.
Anita, al oír este familiar lenguaje, casi jocoso, del Magistral, con motivo de cosas tan grandes y sublimes, sintió lágrimas y risas mezcladas, y lloró riendo como Andrómaca. La noche corría a todo correr. La torre de la catedral, que espiaba a los interlocutores de la glorieta desde lejos, entre la niebla que empezaba a subir por aquel lado, dejó oír tres campanadas como un aviso.
Sobre la mesa ó bufete, que era de nogal, había recado de escribir, el Breviario y otros libros. Dos sillones de brazos, frente el uno del otro, con la mesa de por medio, y donde se sentaban nuestros interlocutores, eran de nogal igualmente. Á más de los dos sillones, había cuatro sillas arrimadas á la pared. Los asientos todos eran de enea.
Eso es, sin embargo, lo que intentamos Marenval y yo. Pedro Vesín miró con curiosidad á sus interlocutores, se puso serio y dijo: ¿Ustedes? Dos hombres de sociedad, sin conocer nada del procedimiento y seguramente muy sinceros y extraños á toda intriga. ¿Y por qué tal resolución? ¿En nombre de quién? ¿Con qué interés?
Señor marqués, ¡yo me pasmo! arguyó el capellán eficazmente . ¡Que usted se apure por una cosa tan fácil de arreglar! ¿Tiene más que poner a semejante mujer en la calle? Como ambos interlocutores se habían acostumbrado a la oscuridad, no sólo vio Julián que el marqués meneaba la cabeza, sino que torcía el gesto.
Palabra del Dia
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