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Actualizado: 10 de junio de 2025


¿Y qué hemos hecho, señor, más que lo que debíamos? dijo con la mayor audacia Cristóbal Cuero, el paje rubio amante de la Inesilla. ¿Cómo que lo que debíais? ¿Pues no habéis intentado envenenar á su majestad? ¿Quién os ha dicho eso, señor Montiño? dijo Cristóbal. ¿Quién ha de habérmelo dicho? ¡Los funestos, los terribles resultados!

Los peores zares fueron imitadores de Prusia. En nuestros tiempos, cada vez que el pueblo ruso ó polaco ha intentado reivindicar sus derechos, los reaccionarios emplearon al kaiser como una amenaza, afirmando que vendría en su auxilio.

Había intentado escaparse cinco veces; gozaba cierta fama entre sus compañeros de miseria por la altivez con que hacía frente á los guardianes más crueles... Sus últimas noticias eran inciertas; habían dejado de verle, pero creían que estaba ahora en otro campo de prisioneros, un campo de castigo, muy lejos, cerca de Polonia, donde se aglomeran los rebeldes y los peligrosos bajo una disciplina cruel, sufriendo terribles correcciones.

Ahora, en la madurez de mi vida, he intentado otra vez rehacer la historia moderna de Liliput, pero como puede realizarlo la fantasía de un hombre, menos optimista y generosa que la de un niño.

Al ponerse el sol llegóse á la montaña llena de bosque, y porque el temor del enemigo que se acercaba los tenia desasosegados, habíase intentado pasar el monte: mas, como la estrechez y escabrosidades del camino no permitiesen que pasasen todos, una parte paró á la entrada de la selva, y la otra á la cumbre de los montes, entre las llanuras de las selvas: ultimamente, llegaron los PP. por medio de tigres que rugian y de onzas, de terrible magnitud, en el silencio de la media noche.

Había intentado estudiar una carrera, pero la necesidad de ganarse el sustento le hizo abandonar los libros, rodando por las más diversas ocupaciones. ¡Era tan difícil en España conquistar el pan!... Después de hacer la guerra en Marruecos como español, había vagado por diversas repúblicas de la América del Sur, siempre en lucha con la miseria y la mala suerte.

Federico, mientras tanto, se junta casualmente con el Duque y su favorito Clotaldo en una cacería, á que asisten ambos en los montes; el Duque se había quedado dormido, y Clotaldo se acercaba á él para perpetrar su traición y matarlo, cuando se presenta Federico de repente, arrebata el puñal al traidor y salva la vida del Duque; éste despierta al ruido, que ambos hacen, pero el astuto Clotaldo se da trazas de hacerle creer que él ha sido su salvador y Federico el que ha intentado asesinarle, por cuya razón se prohibe al último, bajo pena de muerte, su presencia en los dominios del Duque.

En Ruan me embió el S.^r Condestable con un S.^o suyo vn consejero con vna carta deste don diego, muy larga, para my.* Y despues Su Mag.^d le dixo al mismo Consejero, q. me hablasse, y a my q. le oyesse. La carta contenia vna larga Historia, o fábula de vn casamiento suyo intentado con vna doña Tal de Osorio. A El no le conozco. El escriuia q. El a my sy.

Tanta atención, tanto cariño habían logrado al fin cautivar el espíritu del elocuente capellán de Sarrió, quien daba claras muestras a la viuda de su afecto. Después de haberlo intentado en vano muchas veces, aquélla había recabado de él que fuese preceptor de su hijo, y que tomase el cargo con afición. Su temperamento dominante y fogoso se manifestó en seguida.

No le perdonaba su afectación hipócrita en llenarle de ridículo, y, sobre todo, no le perdonaba que hubiese intentado desmoralizarla, exponiéndola con un orgullo de demonio, su teoría perversa, y tanto menos la perdonaba, cuanto que sentía que había casi logrado su objeto, y que poco a poco el veneno iba infiltrándose en sus venas.

Palabra del Dia

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