Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Su paso producía escándalo. Las mujeres sonreían, y no faltaban chuscos que requebraban a aquellos mamarrachos, como si realmente fuesen jóvenes disfrazadas. Después venía la parte seria e interesante de la procesión, y el alboroto del gentío cesó instantáneamente.
La sonrisa de la más regordeta de las muchachas iba acompañada de un poco de carmín en las mejillas que se propagó instantáneamente al resto de la cara, sin excluir las orejas, cuando Romadonga, dando un paso atrás, dijo estas solemnes palabras: Tengo el honor de presentar a ustedes a mi amigo D. Mario de la Costa.
Su exaltación al proferir estas palabras era inmensa. Enrojeciósele el rostro y sus ojos se inyectaron mientras con las manos crispadas palpaba la cabeza del niño. De tal modo que éste, asustado, se echó a llorar. D. Pantaleón recobró instantáneamente la calma y, abrazándole y besándole, le bajó acto continuo a su casa. Pero no sosegó desde entonces.
Osorio hizo un movimiento para arrojarse detrás de ella; pero reponiéndose instantáneamente gritó más que dijo para que le oyese bien: ¡Es claro! soy un puerco porque no quiero mantener señoritos hambrientos. ¡Que los mantengan las viejas que los utilizan! Después de proferida esta ferocidad quedó satisfecho al parecer, porque en sus labios se dibujó una sonrisa de triunfo y sarcasmo.
Al ver al marino continuaron instantáneamente su conversación en inglés. Buscando ingerirse en el diálogo, preguntó á Freya cuántos idiomas poseía. Muy pocos: ocho nada más. La doctora tal vez conoce veinte. Sabe las lenguas de pueblos que ya no existen hace muchos siglos.
Siempre que camino con rapidez en cualquier vehículo me sucede algo semejante. El movimiento me embriaga y me comunica instantáneamente la sensación de la fuerza y el triunfo. Por eso he pensado muchas veces que los carros de los héroes griegos, arrastrados por veloces corceles, debían contribuir no poco a aumentar su esfuerzo y coraje en las batallas.
¡Tòni! ¡soy yo! dijo con voz sofocada por la violencia de la carrera. Al pisar la cubierta del buque recobró instantáneamente su tranquilidad. Ya no hubo más disparos. El silencio era lúgubre. A lo lejos lo cortaron silbidos de pitos, voces de alarma, ruido de carreras.
Marchan con gran velocidad, y al pasar por debajo de los puentes del rio, bajan instantáneamente sus chimeneas sin detener la marcha, volviendo á levantarlas inmediatamente despues de cruzar el arco por donde atraviesan.
Fué tal vez la voz de los buenos consejos, que hablaba en su cerebro en los instantes críticos y ahora había perdido su cordura... Vió instantáneamente el mar, un buque que estallaba y su hijo hecho pedazos. ¡Ah... tal! Levantó el brazo robusto, con el puño cerrado como una maza. La voz de la prudencia seguía dándole órdenes: «¡Duro!... Nada de miramientos.
Eran ya las ocho de la noche, y despues de haber tenido un felicísimo viaje, nos hallábamos á poca distancia de Paris cuando de repente advertimos que el tren se habia detenido. Despues de aguardar un cuarto de hora sin preguntar la causa, porque suponíamos que instantáneamente comenzaria de nuevo su marcha, y viendo que continuábamos en el mismo sitio, nos decidimos á preguntar la razon.
Palabra del Dia
Otros Mirando