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Actualizado: 6 de junio de 2025


Juanita, a los diecisiete años, había espigado tanto, que era la moza más alta y más esbelta que había en el lugar. Algo de la sangre belicosa del oficial de Caballería se había infundido en ella, y la crianza libre y hombruna que había recibido había desarrollado su agilidad y sus bríos.

No se citaba, durante su matrimonio, un solo triunfo que el amor hubiese alcanzado sobre ella. Había sabido infundir, o sin saberlo ni pretenderlo ella, había infundido esperanzas que no llegaban a cumplirse. Hasta ya viuda, Elisa no había tratado con frecuencia al Conde de Alhedín. Verle y desear enamorarle fué en ella todo uno.

Bien puede ser así dijo Robledo, que necesitaba mostrarse igualmente optimista. Le había infundido al principio una gran inquietud el desaliento de su amigo, y prefería ayudarle á recobrar cierta confianza en el porvenir. Así pasaría mejor la noche. Verás como todo se arregla, Federico. No concedas demasiado valor á lo que dicen los antiguos parásitos de Fontenoy, aconsejados por el miedo.

No puedo negar que, á pesar de haberme infundido este amor verdadero, yo persistía en mi propósito de sacarla de allí violentamente, de llevármela como una cosa mía. No consideraba esto como un agravio, y hubiera matado á cualquiera que, interpuesto entre ella y yo, me la hubiera quitado. Yo supe no me lo dijo ella que existía una persona á quien quería mucho. Esto me desconcertó.

Alhakem, encantado y seducido por su talento y por su hermosura, la había hospedado en su alcázar. Ella soñaba con ser la favorita y la reina en el imperio de los Omniadas. El irresistible capricho de poseer la tela y cierto anhelo casi inconsciente, que le había infundido el joven mercader, atrajeron a Gláfira y la impulsaron a dar el precio que se le pedía.

De este modo, por haber infundido nueva vida poética a la historia patria; por recoger en su obra cuanto viene a constituír la vida española del momento, en lo grande y lo pequeño, lo general y lo particular, álzase Lope en nuestra historia literaria como supremo poeta nacional.

Una profecía, de que esta expedición será desgraciada para Portugal, y otros presagios funestos, han infundido en los soldados inquietud, temor y tristeza; pero Don Fernando manifiesta al punto la grandeza de su alma y su confianza en Dios, disponiendo sus huestes para pelear contra los infieles, y haciendo prisionero á Muley, general enemigo.

Y para huir de la tristeza que les habían infundido estas palabras, torcieron el curso de la conversación, hablando de la fiesta que don Pablo había organizado en Marchamalo para dentro de unas horas. Los viñadores, que todos los sábados marchaban a Jerez al caer la tarde para ver a sus familias, estaban durmiendo cerca de allí.

El ardiente amor que el Comendador le había infundido, siendo causa de que ella se humillase, se había convertido en espantoso aborrecimiento y sin perder este carácter, sin volver á su ser primero, porque ya no era posible, porque su alma tenía mucha hiel para poder amar, habíase recrudecido en su seno durante la entrevista con el hombre que le inspiraba.

Baste decir que al día siguiente andaban fugitivos y aterrados por todo el territorio de la República los hombres, que horas antes se creían eternamente superiores. Era tal el terror infundido por los «rayos negros», que todo el que tenía armas se apresuraba á dejarlas abandonadas en medio de los campos. Los padres y los maridos miraron con nuevos ojos á las mujeres dentro de sus casas.

Palabra del Dia

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