Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de junio de 2025
Este pariente, que renovaba los escándalos del de San Dionisio, agravados, según doña Elvira, por su origen plebeyo, era una calamidad en una casa que siempre había infundido respeto por su nobleza y santas costumbres.
Declamen cuanto gusten los positivistas, es innegable que el más completo conocimiento de los seres o de sus calidades al menos, la experiencia activa de siglos, y el haberse elevado el sabio, de la observación y estudio de los hechos, a leyes generales de certidumbre notoria, han infundido la natural e inevitable ambición de reunir y enlazar dichas leyes bajo un principio único de donde emanen, de someterlo todo al mismo fin y al mismo comienzo, y de fundarlo sobre base inconcusa, encerrando, con la explicación debida, a Dios, al universo y al hombre y sus destinos, dentro de un armonioso sistema.
Aquélla de los aires puros... ¡Lo que yo la he ventoleado! Vamos, señor don Alejandro: hoy no da usted pie con bola, y todo lo mira del revés. ¡Decir que le ha fallado la máxima cuando acaba de cumplírsele al pie de la letra! ¿Qué pensamientos más nobles ni mejor colocados quiere usted en una mujer, que los que han infundido en Nieves los aires de Villavieja? Pero no son los que traía de Sevilla.
Al ver aproximarse al gigante por el extremo de la avenida, ó sea á una distancia que habíese exigido de cualquier pigmeo mil pasos para correrla, todas estas tropas acudieron á las armas. Nadie pensó en huir. Las explosiones de entusiasmo y los cantos patrióticos de los días anteriores habían infundido á todos una audacia heroica.
Los Febrer volvieron a su casa cubiertos de gloria en plena derrota: uno con el testimonio de amistad del César; otro, el comendador, tendido en una camilla y blasfemando como un pagano por haberse interrumpido el cerco de Argel. ¡Príamo Febrer!... Jaime no podía pensar en este personaje sin un sentimiento de simpatía y curiosidad que le habían infundido los relatos escuchados en su infancia.
Spadoni sonreía, pero acabó por intimidarle la curiosidad irónica fija en su persona. Muchos de los que le contemplaban eran importantes personajes que siempre le habían infundido gran respeto. Por fortuna, sentía á sus espaldas á la duquesa, sentada con un aire de patrona, vigilándole autoritariamente. Si cometía algún error, esta gran dama era capaz de pegarle... ¡Animo y adelante!...
Yo ni puedo, ni quiero, ni debo consentir extravagancias tan criminales. ¿No comprende esa mujer de Satanás que la educación que ha dado á su hija, que esos terrores que le ha infundido son como un veneno? ¿Quiere saciar el odio que me tiene, asesinando á su hija, porque también es mi hija? Comendador, ten sangre fría; mira que te engañas.
Al ver arrodillados a sus pies a todos los próceres y damas de la villa, que tanto respeto le habían infundido siempre, experimentaba confusión y desasosiego. Sus labios estaban contraídos por una sonrisa que revelaba más inquietud que placer.
»Muchas veces doy gracias al Altísimo por haber infundido en mi alma la vocación que me hizo abrazar esta carrera, que hoy me permite velar por la vida de mi hija.
Palabra del Dia
Otros Mirando