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Actualizado: 24 de octubre de 2025


Lo que llaman infidelidad no es más que el fuero de la naturaleza que quiere imponerse contra el despotismo social, y por eso verás que soy tan indulgente con los y las que se pronuncian. Por aquí siguió en su ingenioso tema; pero Fortunata no entendía bien estas teorías, sin duda por el lenguaje que empleaba su amigo. A poco de esto se puso ella a cenar.

La señora Princetot, que se había refugiado en las sombras del templo, había de creerse por completo absuelta... La falta pasada había ya prescrito. El señor Princetot, que no había sospechado nada cuando la infidelidad era patente, sería menos accesible aún a las sospechas hoy, en que la hostelera del Sol de Oro edificaba con su religiosidad a los fieles todos.

Una leyenda antigua nos hizo preguntar con interes por el de los condes de Cabra: esperábamos hallar en él algo de sombrío, de misterioso, de siniestro; mas nada, absolutamente nada vimos que pudiera traer á la memoria el horror de aquella noche en que ciego de cólera uno de los condes por la infidelidad de su esposa, pasó de una sola estocada á los adúlteros, mató á criados, pages, escuderos, doncellas, amas, y al fin hasta el negro que le acompañaba . No solo no es ya posible distinguir en él la pálida y desencajada sombra del marido; no solo no es ya posible percibir el lastimoso eco de las víctimas; su fachada, sus patios, sus salones parecen estar encargados de desmentir á los que le han hecho teatro de tan espantosa escena.

Dios mismo había dispuesto su castigo y una lección tremenda. ¿Qué debía yo hacer? Dejar que hiriera la lección. La infidelidad castiga la infidelidad. ¿Hay nada más lógico que esto? Yo debía, pues, dejar que obrase la lógica. Di gracias a Dios por aquella luz que hizo venir a . Dios es el único que castiga, ¿verdad, señora? ¡Y qué bien que lo sabe hacer! ¿A qué usurparle sus funciones?

Que yo le doy una somanta que se le quita pa toda la vida la gana de volver a meterse a pescadera. Voilá. En este país los hombres sois poco cultivados. No se debe golpear a las mujeres, ni aun a causa de la comida; mucho menos a causa de otras razones sin importancia; la infidelidad, por ejemplo. ¡Caracho! comentó el llamado Nolo . Eso de la comida, pase; pero, lo que es lo otro.

Varias veces, con su antigua audacia intentó aproximarse a Manolita para reanudar sus relaciones de amistad, buscando un final más íntimo; pero la hija del Fraile era vengativa: no se borraba fácilmente de su memoria el recuerdo de una infidelidad, y acogió siempre al médico con una frialdad burlona.

Y nada más... Total, que por poco la mata el condenado pintor de árboles... Lo que más quemaba a este era que la infidelidad había sido con un íntimo amigo suyo, pintor también, autor del cuadro de David mirando a... Fortunata no se acordaba del nombre, pero era una que estaba bañándose... A ninguno de los dos artistas quería ella; por ninguno de los dos hubiera dado dos cuartos, si se compraran con dinero.

Tu infidelidad se me había metido a en la cabeza; no tenía ningún dato en qué fundarme; pero el convencimiento de ella no lo podía echar de . No decir bien si soñé que ibas a ser madre, o si me inspiraron esta idea los celos que tenía. Porque yo tenía unos celos ¡ay!, que no me dejaban vivir.

Ellas son bastantemente visibles, y no pueden esconderse aun al mas intonso, porque no es posible haya prudente á quien se ofresca el pensamiento de que conviene á estos infieles continuar en su infidelidad, y vivir despojados de todos los beneficios que trae consigo la sociedad, y la vida civil y cristiana.

En su infidelidad dejaban ese día un asiento desocupado en la mesa, y creían que lo ocupaba el difunto; y para persuadirse de ello, esparcían ceniza por la casa, en la que, al día siguiente hallaban impresas sus pisadas.

Palabra del Dia

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