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Actualizado: 17 de junio de 2025


Lázaro no pudo tampoco aquel día encontrar á Bozmediano. Su deseo de hablarle, de pedirle cuenta de su infamia, de demostrarle la lealtad de su conducta y de castigarle sin lástima ninguna, aumentaba á cada hora. Buscóle con afán, porque ciertos agravios dan una paciencia y una tenacidad que las más grandes empresas inspiran rara vez al hombre.

Una vez que lo tuvo puesto y que estuvo calzado con sus zapatos, Jacobo apareció diferente de como estaba con la librea de presidiario; su estatura resultó más alta y sus hombros más anchos. Ya no parecía encorvado bajo el peso de su infamia, pero el semblante cetrino del penado podía aún denunciarle.

Esta era la causa de su insistente deseo de aplazar la boda: de una parte quería ocultar la infamia de su nacimiento, y de otra aquel extremo parecido perturbaba sus ideas hasta el punto de hacerle temer que, como heredó la belleza, heredaría también la desgracia y la deshonra. Calma, reflexión, frialdad, todo era inútil.

¿Pero Herminia ... padrino mío?... ¡Herminia! Es posible que ni siquiera conozca esas cartas ... En todo caso es preciso tener el valor de preguntárselo. Á esta declaración Mauricio palideció. ¡Qué! ¿Ponerla al corriente de esta infamia? ¿Interrogarla sobre tal asunto? , ponerla al corriente; no interrogarla: consultarla lealmente como persona leal que es.

Ya no era posible evitar esto, porque la infamia se había consumado; pero ¿por qué al dolor de esta puñalada se había de añadir otro más hondo todavía? ¿No era sobrada crueldad herirla, para que también se pretendiera matarla? ¿En qué me rebelaba yo contra las iras del cielo, que castigaban mis pecados, pidiendo la vida de la inocente?

¡Ta, ta, ta! dijo con el aplomo más admirable Cristóbal Cuero; ¡que vuestra mujer, que esta santa os ha robado! ¡lo que ha hecho es lo que no hubiera hecho ninguna mujer! Créolo bien, porque ninguna mujer hubiera cometido contra tan negra infamia. ¿Llamáis infamia poner á salvo vuestro dinero? ¡Cómo! ¡que mi dinero está en salvo! ¿y dónde? Casa del señor Gabriel Cornejo.

Pero algo hay aún, mil veces más abominable y tremendo: el método de que, según he oído contar, se vale el hombre para producir el hígado gordo de ganso. ¿Cabe mayor infamia que la de crear artificialmente una enfermedad para deleitarnos luego comiéndonos el resultado? El poeta Marcial aseguraba ya que en su tiempo se hacía crecer tanto el hígado que venía a ser tan grande como el ganso todo.

Respondíle que me dejase tomar parecer con nosotros mismos, y fué el que mis pescadores me dieron, decir que el fin de todos los males, y el mayor de ellos, era el acabar la vida, la cual se había de sustentar por todos los medios posibles, como no fuesen por los de la infamia; y que, pues en los partidos que nos ofrecían no intervenía ninguna, y del perder la vida estábamos tan ciertos, como dudosos de la defensa, sería bien rendirnos y dar lugar a la mala fortuna que entonces nos perseguía, pues podría ser que nos guardase para mejor ocasión.

¿Y si ha tenido usted parte en esta infamia? Yo... en lo de los golpes no he tenido parte apuntó con rápida frase la voz. Vamos a cuentas dijo el clérigo avanzando un poco, precedido de sus manos que palpaban en las tinieblas . Hace algunos días... lo he sabido ayer por casualidad... mi hermano sospechaba que usted no le era fiel; esta es la cosa. ¿Tenía fundamento esta sospecha?

Si sobre la tierra existiese un pueblo que tuviera el poder de trastornar con sus prácticas y costumbres las ideas sustanciales de lo bueno, de lo verdadero, de lo justo, aquel país seria una diablura, una infamia, una apostasía.

Palabra del Dia

cabalgaría

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