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Actualizado: 28 de junio de 2025


Aquí llegaba Eugenio, y, como ven nuestros lectores, la dulce y apacible y juiciosa filosofía de la mañana, se habia trocado en pensamientos satánicos, en inspiraciones de Beelzebub. Nada se habia mudado en el mundo, todo proseguia en su ordinaria carrera, y ni el hombre ni la sociedad podian decirse peores, ni entregados á otros destinos, por haberle sucedido á Eugenio una desgracia imprevista.

Y yo de poseer todo eso de una manera tan extraordinaria como imprevista. ¡No nos lo imaginábamos! Ni lo soñábamos, Zuzie... Sabéis, señor cura, que ayer fue el cumpleaños de mi hermana... Pero primero, perdonad, señor... señor Juan, ¿no es así? , señorita, así es. ¡Pues bien, señor Juan, servidme un poco más de esta excelente sopa, os lo ruego!

En efecto, podrá suceder muy bien que haya mediado la infidelidad de un amigo, que haya ocurrido la desgracia imprevista; podrá ser mucha verdad que su corazon sea excesivamente bueno, es decir que será muy posible que en su relacion no haya mentido; pero no será extraño que en esa misma relacion se os presenten de bulto las causas de su desgracia; que en su concepcion tan superficial como rápida, en su juicio extremadamente lijero, en su discurrir especioso y sofístico, en su prurito de proyectar á la aventura, en la excesiva confianza de mismo, en el menosprecio de las observaciones ajenas, en la precipitacion y osadía de su proceder, halleis mas que suficiente causa para haberse arruinado, sin la bondad de su corazon, sin la infidelidad del amigo, sin la desgracia imprevista.

Hubo un momento en que tembló toda, como á la sensación imprevista de un frío agudo. Estos confites son muy buenos dijo ; probémoslos antes de beber. Y tomó la pera envenenada. Al tomarla miró á don Juan y pasó por sus ojos algo horrible. Toma le dijo, y le mostró la confitura. Don Juan extendió la mano.

¿Habeis oido á ese otro cuya fortuna han arruinado la excesiva bondad propia, ó la infidelidad de un amigo, ó una desgracia imprevista, echándole á perder combinaciones sumamente acertadas, proyectos llenos de prevision y sagacidad? Pues, si alcanzais á procuraros noticias sobre su conducta, no será extraño que descubrais las verdaderas causas, por cierto muy distantes de lo que él se imagina.

Encamínase á la corte imperial de Alemania Don Rodrigo de Mendoza, embajador de Felipe II. Cerca de Viena es acometido por salteadores, y debe sólo la vida á la llegada imprevista de un valeroso caballero alemán, llamado el conde Ricardo.

La Economía Política pasa a escape, salta de la perogrullada al sofisma con una agilidad portentosa. En esta misma cuestión de si los metales preciosos, el oro y la plata, son mejores que los bueyes para moneda, ocurren dificultades y contradicciones imprevista.

De este modo, el yacht, henchido de viento hasta el tope, iba sobre las aguas verdosas como una flecha, pero escorando, escorando, escorando, hasta tener que agarrarse ella también a unas cuerdas. Ya se había sumergido el carel y estaba sumergiéndose la primera tabla, cuando una recalcada imprevista revolvió las aguas e hizo saltar un chorro de ellas hasta el fondo del pozo, mojándola los pies.

Desde entonces el mancebo comenzó a vivir en una inquietud imprevista, a concebir la virtud más difícil y a experimentar en toda su carne, tranquila hasta entonces, un hormigueo de instintos que mareaba por instantes su cerebro como vapor de cubas en el lagar.

Una circunstancia imprevista vino a poner fin a las indecisiones de la señora de Aymaret; su marido el vizconde, debilitado por todo linaje de excesos, había caído de algún tiempo atrás en un estado de anemia alarmante, y los médicos le prescribían una prolongada residencia en Glion, a orillas del lago de Ginebra; naturalmente, su mujer se prestaba a acompañarle, era necesario, pues, tentar un último esfuerzo.

Palabra del Dia

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