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Actualizado: 12 de junio de 2025
Juan de Toledo, que acababa de confirmar las constituciones de su cofradía, fué en 1529 el primero que dispuso se acudiese á la sagrada imágen para implorar la clemencia divina en las públicas calamidades, y desde entonces comparte la Vírgen de Villaviciosa la proteccion y defensa de Córdoba con el arcángel S. Rafael, con los santos patronos Acisclo y Victoria, y con los demas célebres mártires del arzobispado.
Por mi parte había ido allí con el propósito de humillarme, de implorar su perdón; pero lejos de eso, lo único que dije fue: ¡Te amo, Flavia, con todas mis fuerzas, con toda mi alma!
Pasó el día acurrucado sobre el colchón, recordando los días de la infancia y acariciando la dulce manía de la vuelta de su hermano. Al llegar la noche, apretado por la necesidad, desfallecido, bajó a la calle a implorar una limosna. Ya no tenía guitarra; la había vendido por tres pesetas en un momento parecido de apuro.
¡El pan!... ¡Cuánto cuesta ganarlo! ¡Y cuán malos hace á los hombres! En una barraca brillaba una luz pálida, amarillenta, triste. Teresa, atolondrada por el peligro, quiso ir á ella á implorar socorro, con la esperanza que infunde el ajeno auxilio, con la ilusión de algo milagroso que se ansia en la desgracia. Su marido la detuvo con una expresión de terror. No: allí no.
La impaciencia arrastraba á Ulises hasta su hotel, para implorar las luces del portero. Este, animado por la esperanza de un nuevo billete, hacía sonar el teléfono y preguntaba á los criados de los pisos superiores. Luego una sonrisa triste y obsequiosa, como si lamentase sus propias palabras: «La signora no está. La signora ha pasado la noche fuera del albergo.» Y Ferragut partía furioso.
Tomas, el mayor de sus hermanos, desairado por el Virey, cuya justicia habia venido á implorar personalmente á Buenos Aires, regresó á su provincia, esparciendo la voz de haber conseguido mas de lo que habia solicitado: y este ardid sublevó contra Alós á todos los indios, que se resistian á pagar los tributos y á admitir sus repartos.
Quedó mirando fijamente a la hermosa dama con sus ojos africanos, de una melancolía lacrimosa, que parecían implorar compasión. ¡Doña Zol!... ¡Doña Zol! murmuró con acento desesperado, como si la reconviniera por su crueldad. ¿Qué hay, amigo mío? preguntó ella sonriendo . ¿Qué le ocurre a usted?
Este viejo caballero estaba ayer mismo reluciente y llevaba erguida una noble faz, muy rasurada, peluda, adornada con una gran nariz delgada y subrayada por un bigote en forma de paréntesis. ¡Parecía un bravo jabalí domesticado! Hoy no es mas que un mísero vejete, repentinamente encorvado, que parece implorar la caridad. ¡Compréndese que este hombre no se teñirá más!
Entre tanto el huracan arranca de cuajo las arboledas seculares, la tierra se abre, desmorónanse los peñascos, muchas fortalezas y palacios quedan nivelados con el polvo: las aves abandonan sus nidos, las fieras salen de sus madrigueras, y los habitantes, temiendo ser sepultados vivos entre sus desquiciados muros, buscan en el campo abierto un refugio donde implorar la clemencia del Eterno .
Viene a implorar su perdón. Se equivoca usted; viene por dinero repuso sonriendo ya forzadamente. El P. Gil permaneció un instante silencioso y dijo al cabo: No me atrevo a asegurar a usted nada. Parece que está arrepentida... Su acento es sincero y ha llorado con verdadero dolor en mi presencia. Un relámpago de ira pasó por los ojos del hidalgo.
Palabra del Dia
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