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Actualizado: 7 de julio de 2025
Los carruajes mismos, parece que van contentos, y como de victoria. Los pobres mismos, parecen ricos. Hay una quietud magna y una alegría casta. En las casas todo es algazara. Los nietos ¡qué ir a la puerta, y aturdir al portero, impacientes por lo que la abuela tarda! Los maridos ¡qué celos de la misa, que se les lleva, con sus mujeres queridas, la luz de la mañana!
Al penetrar los tres varones en el comedor, el conde y Octavio se levantaron: el cura permaneció sentado lo mismo que las mujeres. ¡Oh, señores, qué pronto se han tomado ustedes la molestia de venir! Señor conde dijo D. Marcelino, estábamos impacientes por saber cómo habían llegado ustedes á la Segada.
La vasta sábana de la ría, en vez de los tristes y metálicos reflejos del invierno, dejaba escapar ahora hermosos destellos azules, y las cáscaras de nuez, llamadas barcos por mal nombre, cabeceaban impacientes en la dársena como otros potros preparados a salir.
Los hombres son casi siempre torpes y testarudos que Dios los ayude ; sin embargo, cuando no están ebrios no carecen de sentimientos, aunque no sepan poner vendas ni sanguijuelas: son demasiado bruscos e impacientes. Fijaos, primero se pone esto sobre el cuerpo prosiguió Dolly, tomando una camisita y poniéndosela a la niña.
Usted no habría investigado demasiado minuciosamente el pasado de aquel hombre, no se habría inquietado de sus primeras y menos dignas pasiones. Eso está en las leyes naturales, que quieren que los hombres sean más ansiosos de la dicha, más impacientes. Aquel hombre habría desdeñado su pasado y habría temblado de gozo y orgullo al estrechar contra su corazón a la virgen.
Seis años de paz tenían impacientes á millares de veteranos que habían participado en las jornadas de Crécy, Nogent y Poitiers y para quienes no existía perspectiva más risueña que la de invadir el territorio de Francia ó España, mandados por el hijo de su soberano, el famoso Príncipe Negro; y de uno á otro mar sólo se hablaba de aprestos bélicos, de reclutamientos y de concentración de fuerzas en los puntos de antemano señalados.
No, no: vamos a pie. Anda, no seas niño; un pesetero nos lleva en seguida. ¡No!: quiero ir a pie. Y pronunció el no firme, rotundo, seco, como quien suele dar a la palabra la energía de una voluntad terca. Entonces, vamos deprisa, que estarán impacientes. Echaron a andar. La mañana era fresca y agradable. Madrid recibía a su huésped con un cielo azul, limpio y hermoso.
Quería él defender las instituciones y sus principios contra las reacciones de la monarquía y contra los impacientes de la república, cuyas aspiraciones habían de empezar a cumplirse después de la revolución de julio de 1830 y la de febrero de 1848, cuya hora no había sonado aún con el toque de rebato de aquellas dos ya expresadas revoluciones. Nos encontramos a fines de otoño del año 1829.
Produjo esta diligencia, todos los favorables efectos que se esperaban, porque con indecible diligencia se presentaron muchos indios principales, representando sus pueblos, para asegurar al Comandante su mas constante resolucion de mantenerse leales: de modo que en tan corto tiempo quedó enteramente sosegada la provincia, y sin recelo las inmediatas, que esperaban impacientes la llegada de la tropa, para dar las mismas pruebas y demostraciones de fidelidad.
Caracteres por lo general fogosos, impacientes, que obran por brotes más bien que por razonamientos, y tomando por realidades las perspectivas de la imaginación, edifican sobre ellas fuertes castillos, sin más cimientos que el aire.
Palabra del Dia
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