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Actualizado: 26 de julio de 2025
Concertado su matrimonio, enamorose perdidamente del príncipe. Su amor fulguraba y la enceguía como el sol. Por eso se forjó otra vez ilusiones, a pesar de su experiencia.
El alma tiene, como las pupilas, sus bellas ilusiones de óptica, porque ella misma es la pupila del corazon, y los objetos crecen y toman formas siempre mas interesantes á medida que se nos alejan.
Como disponía en absoluto de la fortuna de la familia, ayudaba generosamente á Karl sin que el viejo se enterase. El fué quien tomó la iniciativa para que pudiesen realizar la mayor de sus ilusiones.
Sí continuó Fernando ; fue un colonizador, después de haber sido enamorado, sabio y monarca. Pero cuando consideraba su obra triunfante, Mefistófeles, el diabólico compañero, malvado y burlón, reía a sus espaldas. «Infeliz: cree estar abriendo un canal, y está abriendo su propia tumba.» Pero a usted no le ocurrirá eso. Usted es joven, y tiene más ilusiones que el famoso doctor.
Había perdido en el club cuatro mil nacionales, y se me puso que con un billete de veinte, que fuera suyo y hubiera usted tocado, haría saltar la banca... y la hice saltar, tía, asómbrese... para saltar yo, después, porque ofuscado, puse cuanto había ganado a una carta, y lo perdí... ¡Ah! tiíta, el juego es así... Aquí tiene usted mi proceso hecho; la sentencia usted la ha pronunciado: si no pago mañana los treinta mil nacionales a don Raimundo, caerá la deshonra sobre mi nombre... y deshonrado, arruinado, alejado de Susana para siempre, sin ilusiones, sin esperanzas, sin porvenir... ¿qué voy a hacer? me pregunta usted; ¡hacerme justicia, tía, y acabar!
Este pensamiento la consolaba en algo y se hacía vanas ilusiones. ¿Quién sabe? puede suceder un milagro: encontrarse ella doscientos cincuenta pesos debajo de la imágen de la Virgen; había leido tantos milagros parecidos. El sol podía no salir y no venir el mañana y ganarse entretanto el pleito.
Sin embargo, no desdeño los libros, he comprado muchos, y con ellos me paso largas horas. Aun suelo leer versos de Lamartine... y... a la verdad... ¡como Lamartine no hay otro poeta para mí! Aquí concluye esta novela sencilla y vulgar. «Angelina» se llama en memoria de la pobre niña que sacrificó por mí, con sublime heroismo, todas las ilusiones de su vida.
María Teresa, que conocía todos sus rincones, procuraba a su imaginación el placer de evocar regiones desconocidas en los mismos sitios donde existían granjas, villas y aldeas. Era sobre todo en los días en que el cielo estaba más brumoso y causaba más ilusiones, cuando María Teresa prefería pasear a través de los campos.
Carmen vivía con nuevas y potentes sensaciones toda aquella vida apacible y fecunda del valle. Derramaba la sorpresa de sus ilusiones en las caricias con que miraba al cielo y al campo, al bosque y a la montaña, para luego recoger de toda aquella belleza más infinitos anhelos de vida imperecedera, de eterna esperanza de felicidad.
Una sensibilidad muy fina, como flor del aire, nos puede hacer muy felices, pero también muy desgraciados: nos dará grandes ilusiones, contentamientos exultantes y desbordados, y también tristezas agobiadoras y melancolías profundas.
Palabra del Dia
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